31 ene 2013

Chile 12: Coloane

He leído tan poco del escritor Francisco Coloane (Quemchi, Chiloé, 1910), pero ese poco me ha parecido tan bueno¡ Premio Nacional de Literatura en Chile, y Orden de las Artes y las Letras en Francia, Coloane fue un activo miembro del Partido Comunista casi toda su vida. El gran cineasta Miguel Littin llevó al cine su libro Tierra del Fuego, por ejemplo. Como buen chilote nació y vivió parte de su vida en un palafito, hijo de un marino dedicado a la pesca de ballenas. Coloane trabajó la tierra, trabajó en el mar buscando petróleo, fue aprendiz de capataz en Tierra del Fuego, vivió entre lobos de mar y ovejas, en lo más al sur del mundo, y sus escritos reflejan de modo sencillo y potente en imágenes esas vivencias. Habla de la Patagonia luego de haber vivido una dura vida patagónica. Tiene en su haber cuentos maravillosos, como el que sigue.



El Témpano de Kanasaka


..... Las primeras noticias las supimos de un cúter lobero que encontramos fondeado detrás de unas rocas en Bahía Desolada, esa abertura de la ruta más austral del mundo, el Canal Beagle, a donde van a reventar las gruesas olas que vienen rodando desde el Cabo de Hornos.
..... -Es el caso más extraño de los que he oído hablar en mi larga vida de cazador -dijo el viejo lobero Pascualini, desde la borda de su embarcación, y continuó-: Yo no lo he visto; pero los tripulantes de una goleta que encontramos ayer, de amanecida, en el Canal Ocasión, estaban aterrados por la aparición de un témpano muy raro en medio del temporal que los sorprendió al atravesar el Paso Brecknock; más que la tempestad, fue la persecución de aquella enorme masa de hielo, dirigida por un fantasma, un aparecido o qué sé yo, pues no creo en patrañas, lo que obligó a esa goleta a refugiarse en el canal.
..... El Paso Brecknock, tan formidable como la dura trabazón de sus consonantes, es muy corto; pero sus olas son tan grandes, se empinan como cráteres que van a estallar junto a los peñones sombríos que se elvantan a gran altura y caen revolcándose de tal manera, que todos los navegantes sufren una pesadilla al atravesarlo.
..... -Y esto no es nada- continuó el viejo Pascualini, mientras cambiaba unos cueros por aguardiente con el patrón de nuestro cúter-; el austríaco Mateo, que me anda haciendo la competencia con su desmanteladoBratza, me contó haber visto al témpano fantasma detrás de la Isla del Diablo, esa maldita roca negra que marca la entrada de los brazos noroeste y suroeste del Canal Beagle. Iniciaban una bordada sobre este último, cuando detrás de la roca apareció la visión terrorífica que pasó rozando la obra muerta del Bratza.
.... Nos despedimos del viejo Pascualini y nuestro "Orión" tomó rumbo hacia el Paso de Brecknock.
.... Todos los nombres de esas regiones recuerdan algo trágico y duro: La Piedra del Finado Juan, Isla del Diablo, Bahía Desolada, El Muerto, etc., y sólo se atenúan con la sobriedad de los nombres que pusieron Fitz-Roy y los marinos del velero francés Romanche, que fueron los primeros en levantar las cartas de esas regiones estremecidas por los vendavales de la conjunción de los océanos Pacífico y Atlántico.
.... Nuestro Orión era un cúter de cuatro toneladas, capitaneado por su dueño, Manuel Fernández, un marinero español como tantos que se han quedado enredados entre los peñascos, indios y lobos de las costas magallánicas y de la Tierra del Fuego; él y un muchacho aprendiz de marinero, de padres italianos, formaban toda la tripulación; y no necesitaban más: con vueltas de cabo manila amarraba al grumete al palo para que no se lo llevaran las olas y maniobrara libremente con la trinquetilla en las viradas por avante, y él manejaba el timón, la mayor, el pique y tomaba faja de rizo, todo de una vez, cuando era necesario.
.... Una noche de temporal, al pasar del Cabo Froward al canal Magdalena, lo vi fiero; sus ojos lanzaban destellos de odio hacia el mar; bajo, grueso, con su cara de cascote terroso, donde parecía que las gotas de agua habían arrancado trozos de carne, lo vi avanzar hacia proa y desatar al grumete desmayado por una mar gruesa que le golpeó la cabeza contra el palo.
.... Yo me ofrecí para reemplazarlo: "¡Vamos!", me dijo dudando y me amarro al palo con una soga.
.... Las olas venían como elefantes ágiles y blandos, y se dejaban caer con grandes manos de agua que abofeteaban mi rostro, y a veces unas pesadas lenguas líquidas me envolvían empapándome.
.... En el momento del viraje, cuando el viento nos pegaba en la proa, desataba la trinquetilla y cazaba el viento, que nos tendía rápidamente hacia un costado. Ése era un instante culminante. Si mis fuerzas no resistían los embates de la lona, que me azotaba despiadadamente, el viraje se perdía, corríamos el peligro de "aconcharnos" y, paralizado el andar, naufragar de un golpe de viento.
.... Después de dos horas de sufrimientos, el patrón Fernández fue a desatarme, sin decirme si lo había hecho bien o mal. Desde esa noche relevé muchas veces al grumete durante la navegación.
.... Hacía el viaje con destino a Yendegaia, para ocupar un puesto de capataz en una estancia de lanares. El cúter llevaba un cargamento oficial de mercadería; pero disimulado en el fondo de su pequeña bodega iba otro cargamento extraoficial: un contrabando de aguardiente y leche condensada para el presidio argentino de Ushuaia, donde el primer artículo está prohibido y el segundo tiene un impuesto subido.
.... Iban dos pasajeros más: una mujer que se dirigía a hacer el comercio del amor a la población penal y un individuo oscuro, de apellido Jiménez, que disimulaba su baja profesión de explotador de la mujer con unos cuantos tambores de película y una vieja máquina de proyección cinematográfica, con lo que decía iba a entretener a los pobres presidiarios y a ganarse unos pesos.
.... Este tipo era un histérico: cuando soltamos las amarras del muelle de Punta Arenas, vociferaba alardeando de ser muy marino y de haber corrido grandes temporales. Al enfrentarse con las primeras borrascas, a la altura del Cabo San Isidro, ya gritaba como un energúmeno, clamando al cielo que se apiadara de su destino; en el primer temporal serio que tuvimos, fue presa del pánico y, mareado como estaba en la cala del cúter, tuvo fuerzas para salir a cubierta gritando enloquecido. Una herejía y un puntapié que el patrón Fernández le dio en el trasero lo arrojaron de nuevo a la camarita, terminando con su odiosa gritería. La prostituta, más valerosa, lloraba resignadamente, apretando su cara morena contra una almohada sebosa.
.... Pero salía el sol y Jiménez era otro; con su cara repugnante, de nariz chata, emergía del fondo de la bodega como una rata, se olvidaba de las patadas del capitán y hablaba de nuevo, feliz y estúpido.
.... A los tres días de viaje, los seres que íbamos en esas cuatro tablas sobre el mar ya habíamos deslindando nuestras categorías. El recio temple y la valentía del patrón Fernández, el gesto anhelante de ese adolescente que se tragaba el llanto y quería aprender a ser hombre de mar, mi inexperiencia que estorbaba a veces cuando trataba de ayudar, y la prostituta arrastrada por ese crápula gritón. Toda una escala humana, como son la mayoría de los pasajeros de esos barquichuelos que cruzan los mares del extremo sur. 
.... Suaves y lentos cabeceos nos anunciaron la vecindad del Paso Brecknock, y luego entramos en plena mar gruesa. Nuestro cúter empezó a montar con pericia las crestas de las olas y a descender crujiendo hasta el fondo de esos barrancos de agua. El viento del suroeste nos empujaba velozmente de un largo; el Brecknock no estaba tan malo como otras veces y en menos de una hora ya tuvimos a la cuadra el peñón impresionante que forma un pequeño, pero temible cabo; después empezaron a disminuir las grandes olas y penetramos por la boca noroeste del Canal Beagle. En la lejanía, lindando la soledad del mar afuera, de vez en cuando divisábamos los blancos penachos de las olas del cabo que se rompían entre algunas rocas aisladas.
.... No tuvo mayores contratiempos nuestra navegación; el pequeño motor auxiliar del Orión y el viento que nos daba por la aleta de estribor nos hacían correr a seis millas por hora.
.... Estábamos a mediados de diciembre y en estas latitudes las noches casi no existen en esa época; los días se muerden la cola, pues el crepúsculo vespertino sólo empieza a tender su pintado de sombras cuando ya la lechosa claridad de la aurora empieza a barrerlas.
.... Avistamos la Isla del Diablo a eso de las tres de la madrugada. Ya el día entraba plenamente, pero los elevados paredones rocosos ribeteaban de negro la clara ruta del Canal, a excepción de algunos trechos en que los ventisqueros veteaban esas sombras con sus blancas escalinatas descendiendo de las montañas.
.... El cataclismo que en el comienzo del mundo bifurcó el Canal Beagle en sus dos brazos, el noroeste y el suroeste, dejó como extraño punto de ese ángulo a la Isla del Diablo, donde los remolinos de las corrientes de los tres canales hacen muy peligrosa su travesía, de tal manera que los navegantes han llegado a llamarla con ese nombre espantable.
.... Y ahora tenía una sorpresa más: allí rondaba la siniestra mole blanca del témpano que llevaba a su bordo un fantasma que aterrorizaba a los navegantes de la ruta.
.... Pero pasamos sorteando la enrevesada corriente, sin avistar el extraño témpano.
.... -¡Son patrañas! -exclamó el patrón Fernández, mientras evitábamos los choques de los pequeños témpanos que como una curiosa caravana de cisnes, pequeños elefantes echados, góndolas venecianas, seguían a nuestro lado.
.... Nada extraño nos sucedió, y seguimos tranquilamente rumbo a Kanasaka y a Yendegaia, donde debía asumir mis labores campesinas.
.... Antes de atravesar hacia Yendegaia debíamos pasar por la tranquila y hermosa bahía de Kanasaka.
.... Todas las costas del Beagle son agrestes, cortadas a pique hasta el fondo del mar; dijérase que éste ha subido hasta las más altas cumbres de la Cordillera de los Andes o que la cordillera andina se ha hundido allí en el mar.
.... Después de millas y millas entre la hostilidad de la costa de paredes rocosas, Kanasaka, con sus playas de arena blanca, es un oasis de suavidad en esa naturaleza agreste; siguen a la playa verdes juncales que cubren un dilatado valle y luego los bosques de robles ascienden hasta aparragarse en la aridez de las cumbres. Una flora poco común en esa zona se ha refugiado allí, el mar entra zigzagueando tierra adentro y forma pequeñas y misteriosas lagunas donde los peces saltan a besar la luz, y detrás, en los lindes del robledal, está la casa de Martínez, único blanco que, solitario y desterrado, por su voluntad o quizás por qué razones, vive rodeado de los indios yaganes. En medio de esa tierra salvaje, mi buen amigo Martínez descubrió ese refugio de paz y belleza y, ¡ah romántico irreductible!, muchas noches lo encontré paseando al tranco de su corcel junto al mar, acompañado sólo de la luna, tan cercana, que parecía llevarla al anca de su caballo.
.... -¡Vamos a tener viento en contra y el Canal va florecer con el Este! -habló Fernández, interrumpiendo mis buenos recuerdos-. Y, efectivamente, el lomo del Canal Beagle empezaba a florecer de jardines blancos; las rachas del Este jaspeaban de negro y blanco al mar, y de pronto el cúter tuvo que izar su velamen y voltear de costa a costa.
.... El viejo marinero español miró el cielo y frució el ceño. Empezaba el lento anochecer y el mar seguía aumentando en braveza. El grumete fue amarrado al palo para maniobrar en los virajes con la trinquetilla. El patrón disminuyó la mayor tomando faja de rizo y todo se atrincó para afrontar la tempestad que se avecinaba.
.... Lo más peligroso en las tempestades del Canal Beagle son sus rachas arremolinadas; los caprichosos ancones y montañas las forman y las lanzan al centro del Canal, levantando verdaderas columnas de agua. En el día es muy fácil capearlas. Se anuncian por una sombra renegrida que viene sobre las olas y permite emproarlas con la embarcación; pero cae la noche y sus sombras más intensas se tragan a esas otras sombras y entonces no se sabe cuándo llegan los traidores "chimpolazos" que pueden volcar de un golpe al barquichuelo.
.... Todo el instinto del patrón Fernández para olfatear las rachas en la oscuridad no era suficiente, y, de rato en rato, se deslizaba alguna que nos sorprendía como una venganza del mar contra ese viejo marino.
.... El patrón encerró en la camarita al histérico gritón y a la prostituta, ajustó los cubichetes y me preguntó si quería guardarme también.
.... Varias veces he estado mecido por los brazos de la muerte sobre el mar y no acepté la tal invitación, pues es muy angustiosa la situación de una ratonera batida por las olas y que no se sabe cuándo se va a hundir. He aprendido a conocer el mar y sé que la cercanía del naufragio es menos penosa cuando uno está sobre la cubierta a la intemperie. Además, la espera de la muerte no es tan molesta en un barco pequeño como en un barco de gran tonelaje. En el pequeño, uno está a unos cuantos centímetros del mar; las olas mismas, empapándonos, nos dan ya el sabor salobre de los pocos minutos que durará nuestra agonía; estámos en la frontera misma, oscilando; un breve paso y nos encontramos al otro lado.
.... Ésta era nuestra situación en medio del Canal Beagle a eso de la medianoche. A pesar de haber tomado faja de rizo, el viento nos hacía correr velozmente sobre las olas, de costa a costa, y el patrón Fernández gritaba al muchacho el momento del viraje sólo cuando la negrura de los paredones hostiles ponía una nota más sobrecogedora sobre nuestra proa.
.... -¡Puede relevar al muchacho mientras baja a reponerse con un trago de aguardiente!- me gritó el patrón Fernández, cuyas palabras eran arrancadas de cuajo por el viento.
.... Fui amarrado fuertemente de espaldas al palo. El grito del patrón me anunciaba el instante del viraje, y asido a la trinquetilla trataba de realizar en la mejor forma posible la maniobra de cazar el viento.
.... El huracán arreciaba; por momentos sentía una especie de inanición, se aflojaba mi reciedumbre, y sólo la satisfacción de servir en momentos tan graves me obligaba a mantenerme erguido ante los embates del mar.
.... A cada momento me parecía ver llegar la muerte entre las características tres olas grandes que siempre vienen precedidas de otras tres más pequeñas; las rachas escoraban al cúter en forma peligrosa haciéndole sumergir toda la obra muerta; el palo se inclinaba como un bambú y el velamen crujía con el viento que se rasgaba entre als jarcias. Podía decirse que formábamos parte de la tempestad misma, íbamos del brazo con las olas, hundidos en el elemento, y la muerte hubiera sido poca cosa más, para la cual ya estábamos preparados.
.... Navegábamos con la escota cazada, ladeados extraordinariamente sobre el mar, cuando de pronto vi que el cúter derivaba rápidamente, crujió la botavara, el estirón de la escota fue formidable y, allá en la negrura, de súbito, surgió una gran mole blanquecina.
.... El patrón Fernández me gritó algo que no entendí, e instintivamente puse mi mano en la frente a manera de amparo; esperaba que la muerte emergiera de pronto del mar, pero no de tan extraña forma.
.... La mole blanquecina se acercó: tenía la forma cuadrada de un pedestal de estatua y en la cumbre, ¡oh visión terrible!, un cadavér, un fantasma, un hombre vivo, no podría precisarlo, pues era algo inconcebible, levantaba un brazo señalando la lejanía tragada por la noche.
.... Cuando estuvo más cercano, una figura humana se destacó claramente, de pie, hundida hasta las rodillas en el hielo y vestida con harapos flameantes. Su mano derecha, levantada y tiesa, parecía decir: ¡Fuera de aquí! e indicar el camino de las lejanías.
.... Al vislumbrarle la cara, esa actitud desaparecía para dar lugar a otra impresión más extraña aún: la dentadura horriblemente descarnada, detenida en la más grande carcajada, en una risa estática, siniestra, a la que el ulular del viento, a veces, daba vida, con un aullido estremecido de dolor y de muerte, como arrancado a la cuerda de un gigantesco violón.
.... El témpano, con su extraño navegante, pasó, y cerca de la popa hizo un giro impulsado por el viento y mostró por última vez la visión aterradora de su macabro tripulante, que se perdió en las sombras con su risotada sarcástica, ululante y gutural.
.... En la noche, la sinfonía del viento y el mar tiene todos los tonos humanos, desde la risa hasta el llanto; toda la música de las orquestas, y además, unos murmullos sordos, unos lamentos lejanos y lacerantes, unas voces que lengüetean las olas: esos dos elementos grandiosos, el mar y el viento, parecen empequeñecerse para imitar ladridos de perrillos, maullidos de gatos, palabras destempladas de niños, de mujeres y hombres, que hacen recordar las almas de los náufragos. Voces y ruidos que sólo conocen y saben escuchar los hombres que han pasado muchas noches despiertos sobre el mar; pero esa noche, esta sinfonía nos hizo sentir algo más, algo así como esa angustia inenarrable que embarga el espíritu cuando el misterio se acerca... ¡Era la extraña aparición del témpano!
.... Al amanecer , lanzamos el ancla en las tranquilas aguas de la resguardada bahía de Kanasaka.
.... -¡No lo hubiera creído si no hubiera visto esa sonrisa horrible de los que mueren helados y esa mano estirada que pasó rozando la vela mayor; si no derivo a tiempo, nos hubiera hecho pedazos!- exclamó el patrón Fernández.
.... Cuando junto a la fogata del rancho contábamos lo sucedido a Martínez, el poblador blanco, uno de los indios que ayudaba a secar nuestras ropas abrió de pronto desorbitadamente los ojos y, dirigiéndose a los de su raza, profirió frases entrecortadas en yagán, entre las que repetía con tono asustado: "¡Félix!", "¡Anan!", "¡Félix!".
.... El indio más viejo tomó parsimoniosamente la palabra y nos contó: El otoño anterior, Félix, un indio mozo, siguiendo las huellas de un animal de piel fina, atravesó el ventisquero "Italia"; no se supo más de él y nadie se atrevió a buscarlo en la inmensidad helada.
.... Y aquello quedó explicado sencillamente: el joven indio, en su ambición de cazar la bestia, se internó por el ventisquero y la baja temperatura detuvo su carrera, escarchándolo; llegaron las nieves del invierno y cubrieron su cuerpo, hasta que el verano hizo retumbar los hielos despedazándolos, y el yagán, adosado a un témpano, salió a vagar como un extraño fantasma de esos mares.
.... Todo se explicaba fácilmente así; pero en mi recuerdo perduraba como un símbolo la figura hierática y siniestra del cadavér del yagán de Kanasaka, persiguiendo en el mar a los profanadores de eas soledades, a los blancos "civilizados" que han ido a turbar la paz de su raza y a degenerarla con el alcohol y sus calamidades. Y como diciéndoles con la mano estirada: "¡Fuera de aquí!".

Curso en la Procuración Penitenciaria

Con la dirección de Leo Filippini, Marta Monclus, Ramiro Gual, Rodrigo Borda


Abierta la inscripción al curso de Práctica Profesional de la Facultad de Derecho de la UBA y la Procuración Penitenciaria de la Nación
El curso es fruto de un acuerdo entre la UBA y la PPN y se ofreció por primera vez en el segundo semestre de 2012 con la aspiración de poder llegar a constituirse en una institución de referencia en la materia, por la calidad, compromiso y creatividad del trabajo de sus estudiantes y los aportes concretos a la mejora de la situación de las personas afectadas.
Esta práctica profesional ofrece a los alumnos de la Facultad de Derecho una oportunidad específica y única de trabajar de modo directo en la ideación, planeamiento y litigio por los derechos humanos de las personas detenidas, en todos los fueros y tanto en sede local como internacional.
El curso posee una estructura dinámica de trabajo e incluye el estímulo de habilidades que van desde el entrenamiento para la entrevista de personas detenidas y el monitoreo de lugares de detención, o la procuración de acciones constitucionales, hasta la preparación de casos testigo o inéditos en áreas emergentes de cualquier especialidad u orientación del derecho, como así también la elaboración de informes o investigaciones relacionadas con la problemática carcelaria. 

30 ene 2013

2 Manuales de Derecho Constitucional Comparado

Hace poco salió este libro, manualazo de Derecho Constitucional Comparado, en el que participamos. Editado por dos de los grandes comparativistas de la época, M. Rosenfeld y el amigo A.Sajo.

http://ukcatalogue.oup.com/product/9780199578610.do#.UQjtVhzUpZc


Ahora sale este nuevo, también interesante, impulsado por otro gran constitucionalista, de los pocos interesados en la vida constitucional más allá de los Estados Unidos, Mark Tushnet. También andamos por ahí, junto con algún que otro amigo argentino.



Más info: http://www.routledge.com/books/details/9780415782203/

28 ene 2013

Chile 12: Chaitén lastimado


Chaitén es una ciudad lastimada, humeante, con heridas todavía dolientes, con el cuerpo lleno de golpes en forma de cristales rotos, maderas quebradas, árboles quemados, paredes que no han sido arregladas, viviendas que han sido para siempre abandonadas. En el 2008 bramó el volcán Chaitén luego de 9500 años de silencio, cuando nadie lo esperaba. 9500 años tardó en estallar su pena, cuando todos dormían. Estalló el Chaitén y todos pensaron en un dolor ajeno, lejano, que se trataba del Corcovado, del Michimahuida, más distanciados.  Pero no, era el Chaitén, el que dormía junto a ellos, el que nadie temía, el que tantos pensaban que siquiera vivía. El Chaitén tosió primero y pronto tembló la ciudad, se hizo todo miedo. El pueblo se convirtió en noche oscura, la sangre en hielo. Y luego fue el río el que pegó el salto, y desbordó, enloquecido, y gritó y gritó y no paró de gritar hasta arrastrar en su paso casas, ganado, cercos, hasta voltearlo todo, con la mano abierta llevarse todo consigo.

Fue aún entonces, y aún así, cuando la vida era sólo polvo, cuando se dormía en pánico y se despertaba entre ruegos, que decenas de pobladores decidieron no irse, cuando centenares de otros se volvieron, desobedeciéndolo todo, desatendiendo las órdenes que les daba el gobierno. Y ahí están hoy, todavía ahí, en esa casi ciudad de espaldas golpeadas, con la ceniza gris que sangra a raudales desde los techos ajados, rodeados de montañas de piedra, lava, barro y madera acumuladas, resistentes frente a la imagen de esos autos todavía hundidos en el barro final, endurecidos frente al dolor que provocan esas media-casas que levantan la mano pidiendo auxilio desde su desesperado entierro.

Ahí están de nuevo, a pesar del volcán todavía humeando, que les recuerda -como un niño que extiende el sollozo más allá del hambre- su presencia. Los pobladores han vuelto a pesar de lo que ya no tendrán consigo, a pesar del volcán que todavía respira lentamente su angustia, decididos -como pueden estarlo los perdedores- a apostarlo todo de nuevo. Otra vez a construir, otra vez en obra, ahora frente a una playa que parece luna, ahora frente un campo de cenizas que enluta el día como en la escena posterior a una batalla.

Se abrió ayer el comedor “El volcán,” y hoy abre el bar “El Quijote.” Y no hay dudas que hay que ser quijote para intentarlo otra vez, otra vez aquí, para confiar en el territorio propio sin sentirse por lo ocurrido traicionado. Como aquella noche a las 0.30, seguir la vida como si nada pasara, como si nada malo pudiera pasar, como si lo bueno fuera siempre posible, como si el pacto no se hubiera roto: creyendo todavía en la promesa de que el día por venir será hermosamente igual a los días pasados.

Landrú

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-212753-2013-01-28.html

Y un viejo buen reportaje a landrú (“Antes de que se inventara el sillón de Rivadavia los presidentes gobernaban de pie”)
http://www.pagina12.com.ar/2000/00-04/00-04-17/pag12.htm

27 ene 2013

Fracking

Muy buena nota de Maristella S.
http://www.perfil.com/ediciones/2013/1/edicion_749/contenidos/noticia_0011.html

25 ene 2013

Chile 11: Chiloé 4/ Curanto al hoyo

Impresiona ver la preparación del "curanto al hoyo", típico plato chilote, básicamente desconocido en el resto de Chile y del continente. Para empezar, metro y medio cavado en la tierra (¡), para que la Pachamama funcione como olla a presión. Luego, leñas prendidas al fondo, que está cubierto con piedras. Las piedras se calientan, y cuando llegan al rojo vivo, se retiran los tizones de madera, para que no quemen la comida, y la comida va a calentarse sobre las piedras.

Ahí, con las piedras ardientes, se empiezan a agregar los ingredientes, que serán muchos e increíblemente diversos. Primero, atención, mariscos -almejas, cholgas. Arriba van hojas de pangue o de parra, que también sirven. Luego vienen las carnes -pollo, chancho- y otra vez hojas para taparlo todo. Luego, longanizas, chorizos. Finalmente las verduras -habas, arvejas, papas, todas con cáscara (y los milcaos, otra historia). Todo cubierto con sacos de papa o harina mojados. Cuarenta y cinco minutos y todo estará cocinado al vapor. Tremendo. Y otra vez, un proceso colectivo.


Qom: Carta abierta a la Presidenta

Carta abierta a la presidente Cristina Fernández de Kirchner: Represión y muerte de ciudadanos argentinos miembros del Pueblo Qom 


Carta Abierta a la Excma. Sra. Presidente de la Nación, Dra. Cristina Fernández 

CC: Sr. Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Dr. Julio César Alak 

Sr. Presidente del INAI, Dr. Daniel Fernández 

Ref: Represión y muerte de ciudadanos argentinos miembros del Pueblo Qom. 

Viernes 18 de enero de 2013 

Como es de público conocimiento, en los últimos tiempos se produjeron diversos hechos en los que resultaron muertos miembros del Pueblo Qom de las provincias de Chaco y Formosa, y que hasta hoy no han sido investigados satisfactoriamente. 

Entre ellos, pueden citarse los casos de: 
* Roberto López, muerto en la represión  del 23 de noviembre de 2010 a la comunidad Potae Napocna Navogoh (La Primavera), Pcia. de Formosa. 
* Mario López,  pilagá de Colonia Alberdi y delegado del MoCaFor que se dirigía al día siguiente a expresar su solidaridad con Potae Napocna Navogoh, muerto tras ser atropellado por un policía. 
* Alberto Galván, jornalero Qom perteneciente a la comunidad Paraje El , cercana a Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco, asesinado a tiros y arrojado a las pirañas el 21 de enero de 2011. 
* Mártires López, dirigente de la Unión Campesina, muerto el 14 de junio de 2011 en circunstancias dudosas, luego de ser atropellado dos días antes por un vehículo mientras circulaba en su moto por la ruta en Libertador General San Martín, Pcia. del Chaco. 
* Celestina Jara y su nieta Natalia Lila Coyipe de 11 meses, también miembros de Potae Napocna Navogoh, muertas el 10 de diciembre de 2012 tras ser atropelladas por un gendarme quien no sólo no las auxilió sino que junto con sus acompañantes golpeó a Ricardo Coyipe, dirigente Qom y esposo de Celestina, para impedir que, aun estando malherido, les prestara ayuda. 
* Imer Flores, de 12 años, miembro de la comunidad Qompi Naqona’a de Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco, asesinado a golpes por una patota el 5 de enero de 2013. 
* Daniel Asijak, 16 años, sobrino del qarashe Félix Díaz de La Primavera, muerto en circunstancias dudosas mientras circulaba por la ruta en su moto, el 9 de enero de 2013. 

También resultaron víctimas de hechos violentos, siendo gravemente heridos aunque no fallecidos, el propio Félix Díaz, atropellado el 9 de agosto de 2012 por un vehículo 4 x 4 propiedad de la familia en conflicto con su comunidad; su hijo Abelardo Díaz a quien un grupo de matones intentó degollar el 28 de junio de 2012; Samuel Garcete, un hombre de 48 con 9 hijos, perteneciente a la misma comunidad de Formosa, quien aún no se repone de las graves heridas recibidas en la represión del 23/11/2010; en los últimos días (12 de enero de 2013) se conoció un nuevo ataque a otro joven, Gerardo Rodríguez, en el Paraje El Colchón, Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco y a Omar Ávalos, de la comunidad Potae Napocna Navogoh quien fue atacado por varios criollos en el pueblo Laguna Blanca de la Pcia. de Formosa. 

Todos los fallecidos eran ciudadanos argentinos pertenecientes al Pueblo Qom y han muerto en circunstancias dudosas, o asesinados. Tres de estas personas eran niños: Natalia Lila de 11 meses, Daniel Asijak de 16 años e Imer Flores de 12 años. 

A lo anterior deben sumarse las amenazas verbales y ataques permanentes que sufren los miembros de estas comunidades, la quema sistemática de sus documentos y pertenencias, y otras acciones destinadas a atemorizar y a potenciar la impunidad de los criminales. Hace tan sólo unas horas se conoció el ataque y las amenazas sufridas por Héctor Alonso, también miembro de Potae Napocna Navogoh. 

En la mayoría de los casos se han visto involucrados miembros de las agencias de seguridad estatales, que debieran salvaguardar, no amenazar, la integridad de todos los argentinos. 

Todos estos casos han sido denunciados y están o debieran estar siendo investigados por los organismos correspondientes. Sin embargo, la reacción de los respectivos estados provinciales y de la justicia ha sido dispar, evidenciando lamentablemente en muchos casos llamativa indiferencia o incluso negligencia respecto de los crímenes cometidos contra indígenas en sus respectivos territorios. 

A pesar de que existe un organismo específico, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que debiera poder intervenir en los casos señalados, nos encontramos ante una escalada de violencia donde se exhibe la poca o nula capacidad de acción del Estado para arbitrar adecuadamente estos conflictos, violencias y abuso de derechos que hoy sufren estos Pueblos. 

Sabemos que la violencia hacia el Pueblo Qom no es un fenómeno reciente. Luego de las conquistas militares en la región las comunidades originarias de las actuales provincias de Chaco y Formosa fueron confinadas en territorios escasos y reducidos, en los cuales la violencia no se detuvo, y que en algunos casos, además, fueron escenario de nuevas represiones y masacres, ya no en tiempos de “conquista” sino de “paz”, vinculadas a la extrema explotación laboral y a las alianzas entre propietarios, fuerzas armadas y sectores políticos (por ejemplo, las llamadas masacres de Napalpí 1924, Pampa del Indio 1933-4, El Zapallar 1935, La Bomba 1947, entre muchas otras que además de estar documentadas, son resguardadas en la historia oral de las comunidades). 

Hoy los tiempos han cambiado y los Qom, como otros Pueblos Originarios, participan de muchos de los derechos de los ciudadanos argentinos, y se les reconocen derechos específicos en su calidad de Pueblos Indígenas (erróneamente llamados a veces minorías étnicas), como los de participación y consulta sobre los “intereses que los afecten”. Sin embargo, y a contramano de estos reconocimientos, las comunidades son constantemente presionadas para que abandonen los reducidos terrenos en los que fueron confinadas tras la conquista militar. 

Y aquí es donde queremos llamar especialmente la atención de la Presidencia, ya que se trata de un problema de extensión nacional y que se ha venido incrementando dramáticamente en tiempos recientes: Todas las víctimas pertenecen a una región que se ha convertido en los últimos años en una renovada frontera de expansión económica principalmente para grandes grupos económicos ligados a los agronegocios, el petróleo y aunque en menor medida, el turismo. Muchas de ellas habían denunciado amenazas y abusos de la gendarmería nacional y distintos grupos armados, tanto policiales como parapoliciales. Los accidentes dudosos y los asesinatos han recrudecido en los últimos tres años, período en que las denuncias hechas por integrantes del Pueblo Qom se han hecho más visibles. Esto se debe a que los grupos armados que obedecen a empresarios y terratenientes actúan con impunidad, sin ser sometidos a investigación alguna y sin ser condenados por sus crímenes. 

En todos estos casos, además, tanto los sobrevivientes de ataques similares como los familiares de las personas 
fallecidas señalan elementos de odio racial y xenofobia como una constante en el marco de estos ataques. Obvia decirlo, el odio racial no es un elemento aislado y propio de los victimarios, sino que es parte, lamentablemente, de un contexto que precede y posibilita tanto la ejecución de los crímenes como su impunidad. 

La realidad de estas provincias que en estos días nos preocupa especialmente, tiene puntos en común con la de otras partes del país. Esto se debe a las condiciones que estructuraron las relaciones entre los Pueblos Originarios en todo el territorio, y la sociedad no indígena. Los Pueblos Indígenas poblaban el país originalmente y sufrieron todas las consecuencias negativas, durante la conquista y luego con la colonización, que sufren aquellos que pierden las guerras territoriales. Durante el siglo veinte perdieron los últimos rincones de sus territorios y fueron obligados a sedentarizarse, o a vivir en colonias y reservas, en la mayoría de los casos obligados a vender su mano de obra en los ingenios azucareros, en las plantaciones de algodón o en las estancias de la Patagonia. En adelante, cobraron y cobran los peores salarios, sufrieron y sufren toda clase de injusticias, se morían y se mueren de enfermedades evitables como la tuberculosis, la leishmaniasis y las derivadas de la desnutrición, y han estado por décadas completamente arrojados al capricho de las patronales y sus mediadores. 

Aún desde esta realidad estructural, los Pueblos Originarios compartieron con el resto de los argentinos muchas de sus luchas por la justicia. Hacia la década de 1970 surgieron agrupaciones políticas formadas por militantes indígenas, muchos de ellos integrados con partidos políticos y organizaciones sociales y sindicales de orientación popular, que además reivindicaban sus derechos culturales, económicos y sociales como indígenas. La dictadura cívico-militar golpeó y desarticuló parcialmente el movimiento indígena, que también luchaba por un mundo mejor, y varios de sus referentes fueron detenidos, desaparecidos y/o partieron al exilio. Hoy y desde el regreso de la democracia a nuestro país, reconocemos importantes avances, a tono con los foros internacionales, porque los Pueblos Indígenas resurgieron como nuevos sujetos de derechos humanos, entre los que se encuentran, reconocidos por la Constitución de nuestro país, el derecho a permanecer en sus territorios tradicionales con títulos legales y a gestionar los mismos bajo sus normas y costumbres. Vale además anotar que los Pueblos Indígenas no sólo son objeto de referencia de estos derechos sino que su palabra, a través de sus intelectuales, dirigentes políticos y líderes religiosos, enriquece, interpela y ayuda al resto de la ciudadanía a construir una sociedad mejor. 

Sin embargo, en el norte de la Patagonia, los grupos económicos líderes, ligados a la explotación minera y petrolera, provocan de modo directo (por la violencia) e indirecto (por la contaminación del medio, la desocupación y la ruptura del entramado social) la expulsión de las familias del Pueblo Mapuche, que llevan una larga lucha sin haber sido escuchadas. Más aún, sus reclamos son sistemáticamente criminalizados, y son numerosos los dirigentes que en los últimos años –por dar el último caso, la comunidad Winkul Newen, cercanos a Zapala, el 28 de diciembre próximo pasado- vienen siendo detenidos y/o procesados, cada vez que se resisten a ser desalojados de sus campos. Es evidente que hoy, la principal respuesta que está dando el Estado a los reclamos indígenas por la defensa de sus tierras es la violencia y la represión, y estas comunidades, las más activas y organizadas políticamente, las que más luchan por la vigencia de sus derechos constitucionalmente reconocidos, pasan a vivir en peligro permanente. 

Así, la comunidad de Chuschagasta en la Pcia. de Tucumán continúa esperando justicia por el alevoso asesinato de Javier Chocobar el 12 de octubre de 2009 a manos de un terrateniente. 

También aquellas comunidades indígenas que reclaman por sus territorios en forma conjunta con organizaciones campesinas, como sucede con aquellas nucleadas en el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) o el Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), son hostigadas y periódicamente sacrificadas ante el avance de la propiedad privada (el mencionado Mario López del MOCAFOR, en 2010; y en Santiago del Estero, Sandra Juárez, fallecida de un paro cardíaco frente a las topadoras el 13 de marzo de 2010; Cristian Ferreyra, campesino lule-vilela de San Antonio, asesinado el 16 de noviembre de 2011 a los 23 años; y Miguel Galván, campesino lule-vilela apuñalado en Simbol, en septiembre de 2012, estos últimos por sicarios reconocidos). 

Lamentablemente, como Ud. sabrá, la lista de casos y víctimas en los Pueblos Indígenas es larga y no se agota en lo que aquí presentamos. Las incursiones armadas de particulares y parapoliciales en sus territorios, con intenciones de amedrentamiento, así como los ataques sexuales a sus jóvenes, niñas y niños, son moneda corriente en todo el país. Por eso apelamos a usted, para que utilice los recursos materiales y políticos de su gobierno para frenar esta situación. Si los gobiernos provinciales no pueden sacudir estas estructuras, debe ser el Estado nacional el que realice el cambio necesario. Si en un país como el nuestro, poblado por decenas de Pueblos Indígenas que son parte de la ciudadanía, se permite que se los siga asesinando, o que aparezcan muertos en situaciones altamente sospechosas y no se ponen todas las herramientas posibles a favor de la verdad, queda claramente afectada la política de derechos humanos que la mayor parte de la sociedad saluda, apoya y acompaña. 

Por todo esto, si bien no ignoramos la complejidad y antigüedad de la situación, reclamamos hoy al gobierno nacional y a los provinciales la implementación de medidas urgentes y decididas para: 
• Utilizar todos los elementos a su alcance para que se haga justicia, en todos estos casos; incluyendo que se adopten medidas de reparación concreta y simbólica y que se garantice el trato debidamente respetuoso hacia sus dirigentes. La reparación debe partir del reconocimiento del genocidio histórico cometido contra los Pueblos Originarios, cuyas consecuencias se prolongan hasta nuestros días. 
• Intervenir en la estructura sociopolítica y socioeconómica en la que se insertan las comunidades, dado que está comprobada la relación entre la promoción de los agronegocios, la explotación minera y petrolera, las concesiones inmobiliarias y turísticas, etc. y el incremento de la violencia contra los Pueblos Originarios. Frente a esto, existe legislación suficiente que dispone la consulta previa a estos Pueblos, a través de sus autoridades tradicionales, toda vez que se propongan planes de estas características que afecten sus territorios. El Gobierno nacional, así como los provinciales, tienen la responsabilidad de garantizar el cumplimiento de la Constitución así como del Convenio 169 de OIT, entre otros acuerdos internacionales a los que la Nación adhiere, como un paso inicial en la evitación de la violencia económica y social. 
• Intervenir en el contexto social para disminuir las acciones y discursos racistas, especialmente en los medios de comunicación, en la formación de las fuerzas de seguridad y en las expresiones de los representantes políticos, pues es imperioso reemplazar las ideas de superioridad racial y limpieza étnica que todavía perviven, por una pedagogía respetuosa de los derechos humanos y la vida. 
• Por último, es urgente y necesario que el Gobierno Nacional condene moral y públicamente estos hechos aberrantes, para que no se repitan NUNCA MAS. Para comenzar a revertir la violencia histórica y garantizar, en el marco de un Estado pluricultural, una política de Derechos Humanos que asuma, en relación con los Pueblos Indígenas, su responsabilidad en la búsqueda permanente de verdad y justicia. 

La saludamos respetuosamente, 
1) Diana Lenton, DNI 17901607, antropóloga, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
2) Diego Escolar, DNI 18053150, antropólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Mendoza. 
3) Gabriela Nacach, DNI 22302241, antropóloga, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
4) Lorena Cardin, DNI 22.110.057, antropóloga, Universidad de Buenos Aires. 
5) Valeria Mapelman, DNI 21482309, documentalista, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
6) Luciana Mignoli, DNI 27.147.941, periodista, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
7) Marcelo Musante, DNI 23467808, sociólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
Mariana Gómez, DNI 28170891, antropóloga, CONICET, Buenos Aires. 
9) Ana Vivaldi, DNI 25188169, antropóloga, Universidad Columbia Británica, Vancouver, Canadá. 
10) Alexis Papazian, DNI 25791317, historiador, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
11) Gerardo Raschcovsky, DNI 11154312, estudiante de antropología, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
12) Darío Aranda, DNI 25905483, periodista, Buenos Aires. 
13) Osvaldo Bayer, DNI 4031317, historiador y periodista, Buenos Aires. 
14) Ramón Navarro, DNI 12646312, músico, Asambleas Ciudadanas Riojanas, La Rioja. 
15) Jorge Omar Steimbach, DNI 4579198, contador, Izquierda Socialista, Buenos Aires. 
16) Luis Piaggi, DNI 13235403, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
17) Claudia Salomón Tarquini, DNI 22.676.405, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, La Pampa. 
18) Luciano D’Addario, DNI 27727575, historiador, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
19) Nilo Cayuqueo, DNI 5516237, consultor en Desarrollo, Comisión Mapuche La Azotea, Los Toldos, Buenos Aires. 
20) Florencia Roulet, DNI 14015409, historiadora, Buenos Aires, Ginebra, Suiza. 
21) Ramón Minieri, DNI 5511376, escritor independiente, Departamento de Río Colorado, Río Negro. 
22) Armando Aligia, DNI 11632231, físico, junta interna de ATE del Centro Atómico Bariloche, Río Negro. 
23) Carlos Paz, DNI 22985982, historiador, FCH-UNCPBA, Tandil, Buenos Aires. 
24) José Luis Pope, DNI 13988121, periodista, Trelew, Chubut. 
25) María de los Ángeles Vivardo, DNI 20499490, docente y antropóloga, GCBA, Ciudad de Buenos Aires. 
26) Marcelo Giraud, DNI 20112286, geógrafo, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. 
27) Karen Avenburg, DNI 28549080, antropóloga, Universidad Nacional de Avellaneda, Buenos Aires. 
28) Mónica Padin, DNI 11220972, arquitecta, Bariloche, Río Negro. 
29) Marina Lenton, DNI 21480775, ingeniera forestal y docente, Lago Puelo.

24 ene 2013

Chile 10: El zapato chino

La santiaguina editorial Uqbar cuenta con una rama especializada en cine, en donde ha publicado cantidad de textos interesantes (incluyendo uno de don Quintín y Flavia, y algunos de otro crítico muy bueno, Jorge Ruffinelli -América Latina en 130 películas, y El cine de Patricio Guzmán), pero también algunas películas. Hablamos hace un tiempo de "Cien niños esperando un tren," y menciono ahora otra rareza que ya habíamos conocido en el festival de cine porteño: El zapato chino, de Cristián Sánchez. Se trata de una peli de 1979 que se mueve en torno a diálogos equívocos entre gente perdida, y una historia que va decididamente a los tumbos, y que tiene como protagonista a un increíble Andrés Qiuntana. Película surreal, muy de su tiempo, pero al mismo tiempo extrañísima en el contexto del cine regional de esa época, tan marcado por películas aburridísimas y anestesiadas. El zapato chino es un ovni atractivo, inesperado, difícil de olvidar.

23 ene 2013

Atahualpa comunista

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-27619-2013-01-23.html

Chile 9: Cueca 2





Pero, por ejemplo, el padre de la "cueca brava," de la vieja guardia: Nano Núñez, que hacía este tipo de temas

Sentí clarito mi nombre

Sentí clarito mi nombre
y contesté apresurado
por entre de los barrotes
recibí un sobre enlutado

No quiero por amor
a un condenado,
hazte cuenta que ha muerto
nuestro pasado

Nuestro pasado, sí
y quien firmaba
era la amada prenda
que yo adoraba

Por qué me echó al olvido
'tando cautivo

22 ene 2013

Chile 8: Derecho y cueca. Microhistoria de una cooptación


La historia de la cueca todavía debe ser contada, aunque ya algunas cosas se han dicho, en polémica, sobre sus orígenes (en algo parecidos al del tango) y trayectoria. Sí resulta claro que se trata de una música y un baile tradicionalmente asociado, en Chile, a los “rotos” y disfrutado en las “chinganas”, lugares populares en donde el pobrerío se reunía a comer, tomar y bailar.

Notablemente, esa música propia de las chinganas juega un papel importante en los orígenes del derecho chileno, simbolizando aquello que las clases altas no aceptan, y que el nuevo Estado, represivo y perfeccionista como pocos en la historia latinoamericana, no estaba dispuesto a tolerar.

Muchos de los “padres de la patria” chilenos se relacionaron, en general críticamente, con la cueca. Benjamín Vicuña Mackena supo escribir sobre ella. El obispo Manuel Valdivieso se refirió a ella, en 1829, como “cosa de pecado”. El constitucionalista (liberal progresista) José Joaquín de Mora (responsable de la Constitución de 1828, una de las Constituciones más progresistas de Chile, en esos años), sostenía que “son escuelas de vicio las chinganas; los abiles que en ella se ejecutan son parecidos a los de los mozambiques”. El “gran” hacedor del derecho chileno, el conservador Andrés Bello (autor intelectual de la ultra-conservadora, y tan duradera, Constitución chilena de 1833, admirada por Alberdi y Sarmiento) también se manifestó en términos similares. Para él, “se ha restablecido con tal entusiasmo el gusto por las chinganas, o más propiamente burdeles autorizados que parece que se intentase reducir la capital de Chile a un gran burdel”. El terrorífico “Còdigo Moral” que Juan Egaña supo anexar a la Constitución de 1823 (principal antecedente de la de 1833, que en parte redacta su hijo), puede leerse en buena medida como la reacción de la derecha católica frente a la “disipación de las costumbres” que la cueca y las chinganas resumían.

Y sin embargo, pasaron los años y la cueca fue vaciándose de contenido, fue siendo apropiada por otros actores sociales y culminó (aunque la historia no ha terminado) siendo exaltada y sacralizada por el propio dictador Pinochet. Así, a través del decreto 23 del 18 de septiembre de 1979, se determinó que dado que la cueca representa “la más genuina expresión del alma nacional”; que “en sus letras alberga la picardía propia del ingenio popular chileno”; que ella “se ha identificado con el pueblo chileno desde los albores de la Independencia”, se “decretaba” que la cueca pasaba a convertirse en “danza nacional de Chile,” que debía ser fomentada desde el poder.