30 nov 2014


Reportaje a don Hevia

Reportaje a Martín H. (gran colega y marcador de punta), acá

Editoriales

El de hoy es un domingo más o menos como otros. Leo los editoriales y artículos de fondo de Página o Tiempo Argentino. En todo lo que leo, se silencia la investigación sobre CFK y se articula el ataque contra el juez que la investiga (al que no apoyamos porque no somos oportunistas, como el oficialismo que lo elogiaba hasta ayer y lo quiere expulsar hoy).

En todo caso, conviene mirar la escena dando un paso atrás: No se trata sólo de un acto de corrupción propio de la pareja presidencial. El tema es más pesado: se trata de que el matrimonio presidencial se involucró activamente en tareas de lavado de dinero (con el que -tal como comprobó la justicia- financió la campaña de CFK 7 años atrás). Es decir, los Kirchner sellaron en el máximo nivel una alianza con dinero sucio -dinero narco- que promete embarrar la vida pública argentina, al menos, en la década por venir: la vida de todos nosotros será muchísimo peor, por el tipo de violencia que empezamos a normalizar y que desconocíamos; por el tipo de putrefacción que afecta a los jóvenes que margina el sistema; por el modo en que los partidos, la policía, la justicia, quedan inficionadas por la influencia de esa fuente infinita -e incomprable, a nivel local- de dinero/financiamiento.

En síntesis: hoy nos estamos jugando parte importante de nuestro futuro. Y frente a eso, las principales plumas se callan para apuntar, en cambio, contra el juez -apañado por el oficialismo- que hoy investiga esa conexión.

Si hubiera margen para que la argumentación; si argumentar tuviera algún sentido, gritaría: "Despierten. No se trata de voltear al gobierno sino de salvar los mismos ideales de justicia social que predican. No se trata de pegarle al kirchnerismo, sino de un último intento de salvar todo el entramo institucional que nos queda¡¡ No entreguen al país por el beneficio de un día (salir airosos de una investigación)." (Basta mirar lo que pasa en el exterior: ganan los oficialismos convertidos en la peor versión de sus opositores. Y eso no le sirve a nadie).

Pero no, no tiene mayor sentido argumentar. Somos la escoria de este tiempo, y nuestra palabra no vale nada. La consideración que se a lo que decimos (en materia de seguridad, democratización de la justicia, resguardo de la protesta, redistribución de la riqueza, reforma de los Códigos), es nula. Una década de que se nos rían en la cara mientras avalan el que se arruine todo (la policía en manos de Berni, el ejército en manos de Milani, la justicia en mano de los Oyarbide de turno). En todo caso, no lo olvidaremos: la podredumbre de hoy, la que nos arruina el futuro, es obra suya. La corrosión del aparato institucional, la captura del aparato represivo, la miseria que crea sicarios no hubiera sido posible sin la imprescindible ayuda que hoy le están prestando a las peores causas. Con su silencio y con sus palabras. No olvidaremos aquello en lo que se han convertido, aquello que nos han dejado como legado.  

29 nov 2014

SALIO EL LIBRO¡¡¡ La Sala de Máquinas de la Constitución. Dos Siglos de Constitucionalismo en América Latina (1810-2010)

Finalmente, un libro al que le dediqué muchísimo tiempo y estudio, y que por ahora sólo estaba en versión inglesa. Una gran alegría. Gracias a Katz Editores.


A pesar de las muchas reformas constitucionales realizadas en América Latina en las últimas décadas, las constituciones latinoamericanas han sido desatendidas por el pensamiento académico y político, que tampoco mostró mayor interés por la riquísima tradición constitucional que, a lo largo de doscientos años, se fue conformando en la región. En esta obra, Roberto Gargarella, uno de los más prestigiosos constitucionalistas de la actualidad, cubre ampliamente ese vacío con un minucioso estudio de la evolución de los textos fundamentales de las naciones latinoamericanas, estableciendo continuidades y rupturas, semejanzas y diferencias, influencias cruzadas y contradictorias. Pero la lectura del corpus constitucional latinoamericano y de las mutaciones que sufrió durante dos siglos no es, bajo la mirada escrutadora del autor, puramente descriptiva, sino que parte de una constatación incómoda: la obstinada atención que se ha ofrecido a las cuestiones de derechos en desmedro de la organización del poder, lo que impide registrar la incompatibilidad básica entre la democratización y el robustecimiento social que se quieren promover a través de cambios en las secciones de derechos, y la concentración de poder y el centralismo autoritario que se preserva en la sección relativa a la organización política. 
La sala de máquinas de la Constitución es, a un tiempo, una obra analítica y crítica, una obra de historia constitucional y de teoría política, que muestra de qué modo al mantener cerrada la "sala de máquinas", es decir, al no llevar a cabo las reformas políticas necesarias, el poder permanece concentrado y entra fácil y previsiblemente en tensión con las demandas sociales por más derechos, de modo que "una parte de la Constitución comienza a trabajar en contra de la otra". 

"Un impresionante panorama de doscientos años de constitucionalismo latinoamericano. El argumento central -que la implementación de los derechos sociales se ve impedida por la falta de reformas políticas- dará lugar sin duda a amplios debates aun más allá de América Latina." 
Adam Przeworski, New York University 

"Un maravilloso, abarcador y sólidamente argumentado libro sobre el constitucionalismo latinoamericano [...] que comprende la filosofía, la ciencia política, la historia y el derecho constitucional y brinda un fascinante análisis." 
Joshua Cohen, Stanford University 



28 nov 2014

No me bajen el sueldazo!

El kirchnerismo nos deja no sólo una política marcada por el narcotráfico y la megacorrupción, sino también una escena pública caracterizada por la mayor degradación de la palabra, en la historia de nuestra vida democrática: me dicen una cifra y lo primero es no creer en ella, me dan un argumento y lo primero es reírse, para luego tratar de entenderlo a partir de su contrario -es decir, poniéndolo cabeza abajo.

Ejemplo extraordinario lo da la  discusión que acaba de darse en la Legislatura porteña, en donde el PRO y el kirchnerismo cogobiernan como las dos caras de la misma moneda (falsa) que son.

La discusión versaba sobre un proyecto para  limitar los salarios de los legisladores al doble de lo que ganan, en promedio, los trabajadores de la Ciudad (y así rondar los 20000 pesos) saliendo de los 40000 que cobran hoy los legisladores (80000 en bruto). El proyecto fue defendido, con razón, por Vera-Bergel-Bodart-Ramal (los únicos 4 que votaron por el proyecto: los otros 47, en contra).

Resultaron espectaculares, entonces, los "argumentos" que se dieron en favor de la "no rebaja de sueldo". Doy tres ejemplos que denotan magistralmente algunos de los modos en que se argumenta hoy (insisto, para decodificar estos mensajes, se trata de invertir su contenido propositivo).

1) C. Ritondo, del PRO, prototipo del político estratégico, oportunista, dio un "argumento" -obviamente- de principios (en este caso -y esto en otro contexto sería al menos legítimo- invocó principios de la derecha conservadora). Sostuvo: "Yo nunca estuve de acuerdo con emparejar para abajo." Buenísimo, como corresponde a un político que sólo actúa en base a principios.

2) A. Ibarra, que viene de la peor izquierda, y que supo contratar extras para que lo aplaudieran en la calle, frente a una entrevista televisiva, "argumentó" -no podía ser de otra manera- hablando en contra de los medios, y negando el carácter revolucionario (???) de la medida. Sostuvo: "el proyecto no parece revolucionario, sino funcional a la antipolítica de los grandes medios". Genial.

3) Pero lo más grande vino, como no podía ser de otra manera, del corazón del kirchnerismo. El "argumento," típicamente kirchnerista, consistió en este caso en la invocación de los sagrados intereses de los trabajadores, para... defender los propios privilegios. Así, el legislador "Quito" (o "ponga"?) Aragón sostuvo: "Obviamente" (el sueldo de los legisladores es) "excesivo" pero..."jamás se me ocurriría pedirle a un trabajador que gane menos." Maravilloso!!! Premio total para él!! Todo sea por la dignidad del pueblo trabajador, sudoroso, sufriente, agonizante.


Gracias Fohrig: Narcotráfico y gobierno

Breve y contundente reportaje al amigo Fohrig, uno de los grandes expertos nacionales en el tema, acá
* Por qué ni el periodismo ni la justicia investigan el probado financiamiento de la campaña 1 de Cristina por la mafia de la efedrina? Hasta el presidente Samper, en Colombia, sepultó su carrera política cuando hizo lo mismo.
* La campaña 2015 ya muestra dinero negro.
* "Aportan dinero y piden a cambio algunos concejales en la lista. Aportan y exigen un "amigo" en órganos de control. Aportan y piden nombramientos en la Justicia. El ejemplo de México es clarísimo. ¿Y en la Argentina? En el caso Candela aparece mencionado un ex senador provincial del Partido Justicialista, que nombró a gente cercana en los tribunales de San Martín. Uno de esos familiares suyos instruye el caso."

27 nov 2014

La paradoja de los gobiernos de "derecha"/"izquierda"

La paradoja que señalaba en el post anterior es la de gobiernos que llegan al poder, en América Latina, con discurso popular o social o de izquierda, y que -en parte por su trayectoria, en parte por su discurso- muestran "anchas espaldas" para afrontar la toma de medidas de derecha o ultra-derecha (ley antiterrorista en la Argentina; políticas de seguridad basadas en la mano dura; protección desde la Procuración a Milani, frente a la investigación de crímenes de lesa humanidad), que un gobierno de derecha no se animaría a tomar. Mientras tanto, aquellos que llegan al poder con una tradición y/o discurso de derecha, gobiernan con "el rabo entre las patas", temerosos de ser acusados de ser muy conservadores, y se abstienen de tomar cantidad de medidas que posiblemente preferirían tomar, o aún toman otras medidas de tipo social o progresista con las que tal vez no se identifican plenamente. Así, aparecen los gobiernos "populares" con políticas activamente pro-empresarias (menemismo, kirchnerismo), y gobiernos de derecha corridos hacia el centro, y aún con gestos progresistas. Finalmente, siempre nos gobierna alguna versión de la derecha: más moderna, más popular, más bullanguera, más chapada a la antigua, más reaccionaria. Versiones diferentes de lo mismo, frente a las que hay que trabajar en contra. Espero que los ingenuos de siempre, luego de tantos años, empiecen a admitir los errores que han cometido, a la luz de países cada vez más marcados por el narcotráfico, la corrupción estructural, y dirigidos por los grandes grupos económicos (la foto que incluyéramos acá, hace dos posts, es simplemente excepcional como marca de lo que significa este momento).


Brasil y un gabinete pro-mercado: por suerte no ganó la derecha¡

Aunque la distancia entre el PT y el kirchnerismo es enorme, hay un punto en donde la critica es idéntica: había que votar a Dilma y no a Marina Silva, en su momento, porque sino ganaba la derecha. Ganó Dilma y su primera medida es nombrar un gabinete empresario y pro-mercado. Ahora hay que alegrarse de que no ganó la oposición, porque hubiera sido un gobierno pro-empresariado y pro-mercado. Nos salvamos otra vez¡

Scanlon y la autoridad para castigar

En varias ocasiones, en este blog, nos ocupamos de la autoridad del Estado para castigar -o más precisamente, de su falta de autoridad. Ello, sobre todo, en el caso particular (aunque no excluyente) de personas desaventajadas, y frente a situaciones de grave desigualdad de las que el propio Estado es responsable. Esto, lo aclaramos siempre, no pretendía señalar - lo que podría interesarle a los críticos- que una persona pobre no es, por tanto, culpable, ni es responsable de la falta, tal vez grave, que ha cometido. Lo que decimos es otra cosa: la falta puede existir y ser grave, la persona puede haber cometido la falta y ser responsable por ello, pero aun así puede ocurrir que el Estado no tenga la autoridad que necesita para reprocharlo o castigarlo por su falta.

Examinamos el tema, varias veces, de la mano de A. Duff, y de sus escritos en torno al tema "yo he cometido una falta, pero quién es usted para reprochármela?". Nos adentramos en la cuestión, también, a través del trabajo que ha hecho en torno al argumento tu quoque, y su artículo sobre "quién tiene la autoridad para arrojar la primera piedra?"

Hace un tiempo llegamos a la misma cuestión a través del trabajo del gran filósofo Tim Scanlon, y sobre todo su gran ensayo sobre la Culpa, incluido también en un libro de su autoría, recientemente traducido al castellano, sobre "Las dimensiones morales."

A Scanlon le interesa pensar la cuestión del reproche, en relación con las relaciones tejidas entre las personas previamente. A veces, nos dice, por razón de lo que hemos hecho o dejado de hacer, de antemano, nuestra autoridad para reprochar se pierde. Scanlon piensa la cuestión, por caso, a través del ejemplo de una persona que llega siempre tarde a sus encuentros con amigos, y un día se queja indignado por la llegada tarde de alguno de ellos. Nos dice entonces que en esos casos uno no sólo es inconsistente, y no sólo realiza un acto que muestra cierta hipocresía. Aparece allí "un problema adicional:" yo no puedo decir que la actitud de quien hoy llega tarde daña "nuestra relación, porque las expectativas mutuas y las intenciones que constituyen nuestra relación fueron previamente dañadas por mis actitudes previas, actitudes reveladas repetidamente en mis conductas pasadas." 

La vía que explora Scanlon es interesante y promisoria, para quienes vemos un problema en el Estado injusto -pongamos, como el Estado argentino hoy- que luego quiere levantar el dedo acusador, asumiendo una autoridad que él mismo ha socavado. Seguiremos explorando por allí.

El kirchnerismo en su lucha contra las corporaciones: Las órdenes hoy llegan vía Blackberry

Gracias a don Quique Viale,militante contra la minería que contamina, conocemos esta extraordinaria foto -espectacular testimonio de época- que muestra al kirchnerismo en su quijotesca lucha contra las corporaciones, en este caso contra las empresas mineras. Nos imaginamos así cómo se hizo al reforma en petróleo, energía eléctrica, telecomunicaciones, el juego. Recibiendo instrucciones del poder económico, para después actuar como si lo denunciaran. Las órdenes llegan ahora vía la blackberry, porque así los empresarios no se tienen que molestar hasta el Congreso.

26 nov 2014

Los hoteles lujosos y vacíos son para lavar dinero

Dijo Stolbizer. Y sí. Y que CFK reciba más de 10 millones por alquiler de habitaciones usadas, ni te cuento. Lavado y más lavado. Y que el dinero de su primera campaña haya sido de la efedrina?  El diario que se queda en silencio, es cómplice.

24 nov 2014

Cusicanqui 3: Sumak Kawsay

Hermosa la aproximación que mostró Cusicanqui sobre el famoso principio constitucional del "Sumak Kawsay," central en el paradigma del "Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano" (...). Especialista en la lengua aymara, dijo -sólo para comenzar- que se advierte allí una manipulación inacepable -otra más- de la cuestión  indígena (ella -corrosiva al máximo- habla de la figura del "indio permitido," el "indio del Banco Mundial", a la que apelaría el gobierno).

La socióloga comentó que la apropiación del término "Sumak Kawsay" por la cultura dominante parte de un recorte de una idea que, en realidad, es más amplia y compleja. La expresión en aymara no concluye con la apelación a la "buena vida." El "Sumak Kawsay" va en verdad mucho más allá del "vivir bien", e incluye: 

i) el "saber escuchar" 
ii) el "hablar lo que se sabe," y 
iii) el "actuar a la altura de las palabras dichas." 

Bueno saberlo.

En su último libro, reflexiona también sobre la cuestión (de forma bien interesante para la discusión argentina, y de los debates que tuvimos por acá, en torno a lo que implica tomar en serio el discutir con otros. Su posición, debo decirlo, se acerca mucho a la que aquí defendimos). Ella nos dice que la noción de "consulta" (en los procesos de "consulta indígena") presupone "una disposición para escuchar la opinión de la persona o colectividad consultada, así vaya en contra de las expectativas de quien realiza la consulta."

Y dice más: dice que el gobierno de Evo parece volver al pasado, en un proceso de "colonialismo interno", pero con un "agravante": "antes las cosas se decían y hacían de frente. Eran los tiempos en que cada porción de selva tropical era vista como un obstáculo a derribar. Los tiempos del desarrollismo agrarista, cuando "pueblos indígenas" y "cuidado de la naturaleza" resultaban términos impronunciables." Hoy, en cambio -concluye- "los gobernantes se llenan la boca con esas bonitas palabras, mientras sus prácticas siguen las trilladas rutas del modelo estatal colonialista, fundado sobre la prebenda, la alienación del trabajo y la destrucción de la biodiversidad. Peor que hace sesenta años, estas prácticas se han vuelto vergonzantes, solapadas y astutas, mostrando no sólo mala fe, sino un velado desprecio racista por la autonomía y dignidad de los pueblos indígenas a los que dicen representar." 

Tremenda¡ 

Cusicanqui 2: El giro colonial del gobierno de Evo


Me acordaba del documental sobre Pierre Bordieu, “La sociología es un deporte de combate,” mientras leía el último libro de la gran socióloga e historiadora de las culturas quechua y aymara (premiada este año como figura de la cultura en Bolivia), Silvia Rivera Cusicanqui. El libro (“Mito y desarrollo en Bolivia”) se refiere, desde su subtítulo, al “giro colonial del gobierno” de Evo. Y me acordaba del libro, justamente, por el tremendo cross de izquierda con que Cusicanqui despacha (en artículo publicado primero en la enorme revista “Nueva Crónica”) al vice García Linera, a quien considera “el mejor alumno del peor Bourdieu”. A él y a su grupo los vapulea de un lado al otro. Dice: “Porque soy una birchola desconfiada y propensa a las teorías conspirativas, a mí me late que el ethos que gobierna (los escritos de García Linera) es nomás una justificación retórica, pobremente argumentada, de la actuación del estado colonial y de sus colonizados gobernantes” (¡¡¡). Y agrega: “Vislumbro en su defensa de la Nación una tendencia a la totalización autoritaria de la nación territorial y del gobierno como administrador colonizado. Astuta es la estrategia de las elites mestizas letradas que se subieron al carro del ‘proceso de cambio’, para resolver en discursos intelectuales lo que es un hecho por demás triste y redundante: la reedición de los estilos políticos del viejo MNR, donde la champa guerra hasta la división de las organizaciones sociales y el prebendarismo”. 

23 nov 2014

Aprobar sin debatir

Hoy (acá) sale nota sobre el tema, en La Nación: hay un problema -y es serio, y es de rango constitucional- cuando en el Congreso decide (mucho peor: cambio las normas de fondo) sin debatir. Ahí aparecemos con don Bohmer -yo polemizando un poco con Horacio G., que nos maltratara innecesariamente en una nota que ya citáramos. Por ahora, menciono un solo punto: uno no sólo insiste con la deliberación porque la Constitución la exige. Lo hace, sobre todo, porque aprendió de la historia (argentina por caso) y sabe que cuando el debate se termina y se cierra al público, es porque los grandes poderes entraron: llámese Iglesia, empresas telefónicas, empresas megamineras, empresas de hidrocarburos. No nos mientan más.

Un párrafo de lo que yo escribiera (en réplica a HG), y que la nota retoma:


"Resulta molesta la necesidad que impone este tiempo, que exige que presentemos, luego de cada argumento, un certificado avalando nuestra disposición a mirar al mundo desde el punto de vista de los más sacrificados. En todo caso, quienes enfáticamente defendemos la deliberación inclusiva, lo hacemos -justamente- bajo la convicción de que su falta genera problemas graves, que poco tienen que ver con el dejar de parecernos a caballeritos ingleses, discutiendo en torno al té de las cinco de la tarde sobre las reglas del hockey. Nos mueven problemas algo más argentinos: problemas brutales, que las recientes disputas sobre los Códigos Civil, Penal o Procesal simplemente han ratificado. Para decirlo en breve: la ausencia del debate democrático no sólo es contraria a lo que la Constitución exige, sino que viene siempre de la mano de una renovada influencia de intereses particulares (no populares precisamente) en la forja de las leyes que van a regir sobre todos. Tómese el ejemplo del Código Civil: cuando se cerró el debate público en su torno, se quitaron derechos ya incluidos, que incomodaban a las empresas mineras; y se incluyeron prerrogativas que habían sido excluidas, favorables a quienes lucran con el trabajo precario. En la oscuridad, se le arrancaron las cláusulas sobre responsabilidad de los funcionarios públicos (favoreciendo la alianza -tan de estos años-- entre agentes del gobierno y el empresariado corrupto); y se introdujeron cambios en materia de propiedad exclusivamente orientados a asegurar los intereses de los mejor situados (countries, tiempo compartido). No se dedicó un solo instante, en cambio, a reparar los padecimientos de los sacrificados (vivienda precaria, desalojos forzosos, falta de agua)". En definitiva... "la ausencia de debate favorece que ganen los mismos de siempre, amparados por el secreto, y ayudados por su poder de influencia. El final que nos reserva este tiempo es, sin embargo, todavía más triste: en casos como el citado, entre tantos otros (legislación anti-extranjeros; fiscalías sin control popular; endurecimiento irracional de la prisión preventiva) se trabaja contra los más débiles, pero se lo hace en su nombre, invocando -con sentida emoción- cada uno de los derechos que se les niega".

22 nov 2014

En Ecuador 5: El Chamo

A través del documentalista Pocho Guevara, me entero de la existencia de José "Chamo Guevara", el cantante popular, de la "trova quiteña", anarquista irreverente, defensor de derechos humanos, jamás ausente de una marcha de protesta, y dueño de un humor corrosivo. Chamo se encuentra hoy con ciertos problemas de salud, ataques epilépticos, originados -me dicen- en los niveles de violencia policial que sufriera a lo largo de su vida. Y ahí está el Chamo, sin dar un paso atrás.

Me cuentan de su último, notable, gracioso, enfrentamiento con el propio Presidente Correa. Chamo sale de su casa, como cada día, y ve pasar frente a sí cuatro autos blindados, con los que el Presidente Correa se mueve habitualmente, protegido. El Chamo, iconoclasta absoluto, adivina quién pasa y hace un "corte de manga" contra el Presidente. Cuatro autos se frenan entonces con violencia, en un espectáculo imprevisto, inesperado. Del primero de esos autos se baja...el mismo Presidente (¡¡¡¡), que lo llama drogadicto y borracho (¡¡¡) y lo invita a pelear (¡¡¡¡) al pobre Chamo, el epiléptico. Chamo se dice a sí mismo "otra vez en cana," y le pide a la policía que no lo lleve a la fuerza, que él sabe el camino.

Un policía motorizado lo hace esperar y lo mantiene en custodia, mientras el Presidente y su comitiva se alejan, ya cansados del entrevero. Al rato, el policía motorizado lo deja ir al cantautor, sin entender bien por qué. En su siguiente discurso sabatino, el Presidente toma la anécdota como tema, y habla de su encuentro con el cantante, al que, dice, cruzó drogado, bebido, oliendo a alcohol (¡¡¡). Pobre, no sabía que Chamo no bebe alcohol y que, por su enfermedad debe cuidarse al máximo. Otro papelón del bravo Presidente, que más tarde deberá admitir su error, aunque lo hará sólo a medias. Ok, Chamo no estaba borracho -admite. Pero sí empastillado -agrega apurado. Patético¡

(sobre la respuesta del Chamo al Presidente, ver acá)

Miro hacia atrás estas crónicas y me sorprendo de la cantidad de personajes que conocí, o de quien supe en estos cortos días. Personajes hermosos, izquierdistas, irreverentes, graciosos. Todos dulce pero firmemente anti-Correístas.

En Ecuador 4: Acosta

El otro gran personaje del Seminario es Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Constituyente, profesor de FLACSO, que rompió hace años, tempranamente, con esta versión feroz del Correísmo.

Escribe Acosta: "El presidente Correa ha sido muy franco. Apuesta por más petróleo, por la megaminería, por los agrocombustibles, por los transgénicos...Con más extractivismo se pretende sacar al Ecuador del extractivismo...El régimen impulsa la megaminería como ningún otro Gobierno en la historia nacional, atropellando inclusive el marco que en la Asamblea Constituyente de Montecriste...pretendió poner en orden el manejo neoliberal en este campo."

Y concluye: "debemos tener en claro que, en la medida que se amplía y profundiza el extractivismo, se agrava la devastación social y ambiental. Mientras crece la resistencia social en los territorios afectados, el Gobierno responde con la criminalización de la protesta. Los derechos colectivos de varias comunidades indígenas y campesinas son atropellados. Poco importa que en el Ecuador consitucionalmente la Naturaleza sea sujeto de derechos."

En Ecuador 3: Nina

Conozco también, en estos días, a Nina Pacari, dirigente indígena de nacionalidad kichwa, miembro del Movimiento Pachakutik, ex diputada, ex ministra del exterior, y jueza de la Corte Constitucional (2007).

A través de su testimonio, y el de tantos otros, me pregunto cómo puede ser posible que en países como la Argentina siga primando una visión romántica de Correa, una visión "progresista" de Correa, cuando aquí en el Ecuador la buena izquierda -la que la propia Nina, a su modo, representa- mira muchas de las acciones del Presidente con directo horror. Leo ahora un trabajo de Nina en un libro titulado -caramba- "La restauración conservadora del correísmo" (así nomás, y nosotros dale con Correa nacional y popular: una superficialidad que indigna).

En su artículo dice Nina, entre otras cosas: "La falta de independencia" de la Corte Constitucional es un hecho. "Basta revisar y analizar el pronunciamiento mayoritario" de los miembros de la Corte Constitucional en una mayoría de casos relevantes, para comprobarlo. Y cita: "el procedimiento para las reformas de la Constitución planteadas por el Ejecutivo en el año 2011, la sentencia respecto de la demanda de inconstitucionalidad contra la Ley Minera, los dictámenes en relación a los reiterados Decretos Ejecutivos sobre Estados de emergencia en temas petroleros o de la seguridad de la Asamblea Legislativa..." A ello suma también los procedimientos para la renovación de cargos dentro del tribunal. En razón de los modos en que procede el poder dominante -concluye- "se podría afirmar que la Corte Constitucional continuará subordinada al Poder Ejecutivo".

En Ecuador 2: Pocho

Entre las personas que conocí por aquí destaco también al gran documentalista social del Ecuador, Pocho Ávarez, autor de -por ejemplo- "Tóxico-Texaco-Tóxico", importante registro sobre la devastación producida por la compañia petrolera en Ecuador. Él es también es autor de documentales contra el fracking y otros dulces productos de la era Correísta. Hace poco, su trabajo "Crude" fue censurado por las empresas de "inteligencia comunicacional" que trabajan para el gobierno, que "descolgaron" de la web parte de su trabajo. Pero pocho sigue adelante trabajando, y estableciendo "matrimonios" éticos con las comunidades, personas y causas con las que se involucra. Lejos de filmar y dejarlas ahí, él sigue acompañándoles, con el correr de los años, peleando con ellos, siempre lleno de buen humor y compromiso. Genial.

(en la foto se lo ve, pelilargo, barbado, cámara en mano)

En Ecuador 1: Cusicanqui

En Ecuador por unos días, sorprendido del nivel de hostilidad del gobierno a la protesta social (recientemente, el gobierno no tuvo mejor idea que la de detener a decenas de jóvenes estudiantes del secundario: sediciosos todos los que piensan distinto, como en la Argentina); la homofobia presidencial; la represión gubernamental a los indígenas; la persecución a los trabajadores (críticas que, caray, valieron que dirigentes nacionales presionaran por mi des-invitación a la Universidad, y que algunos de ellos dejaran de venir al evento porque yo venía...). En fin, por aquí me encuentro con cantidad de gente muy notable, comprometida y luchadora como pocas veces he visto. Entre ellas, la tremenda militante boliviana Silvia Rivera Cusicanqui, historiadora del movimiento indígena, la lucha de los campesinos y los cocacoleros, y hoy fuertemente enfrentada al gobierno de Evo. Acá, impresionante conversación con Boaventura de Sousa Santos. Seguiremos reportando un poquito.

Horacio pero

Linda entrevista a Horacio G., acá, que demuestra que se puede ser oficialista sin mentir, con pesadumbres, y mentando las críticas, en lugar de ocultarlas o negarlas. Se agradece.

Ahora bien, llama la atención igual, esta situación.

La entrevista es bastante breve, pero en esa brevedad se deja en claro algo que le debe pasar
a muchos oficialistas:

El entrevistado, como tantos, está en contra de

La nueva Ley de Telecomunicaciones
La construcción de un nuevo monopolio comunicacional
La Universidad de las Fuerzas Armadas
Las políticas de Seguridad nuevas
El discurso xenófobo de Berni
La sucesión que deja el gobierno
La derechización de sectores importantes del gobierno
A la vez que ve problemas en la situación de Milani/Massera
Y pide saber más sobre las relaciones comerciales de Néstor y Cristina

Perfecto. Pero: no es un poco mucho? Y qué significa seguir apoyando, en ese contexto? (mientras
tus aliados piden encarcelar a extranjeros; abogan por la mano dura; le dan las comunicaciones a sectores amigos; calientan el caldo de las Fuerzas Armadas autónomas; dejan una herencia horrorosa...)

21 nov 2014

Todos sediciosos

Excelente el abogado oficial Barcesat, pidiendo saldar las diferencias políticas existentes a través del procesamiento penal de la oposición. Y ya que estamos, y para no irnos con pequeñeces, usando la figura de la sedición, así todos los opositores quedan a un paso de transformarse en "traidores a la patria," y a otro de ir a la cárcel como tales: sólo hace falta encontrar el juez adecuado. Adelante¡ Sedición para todxs¡ Por un derecho al servicio de los verdaderos intereses del pueblo¡

Lavado

Qué curiosa sensación la de tener una Presidenta que financió su primera campaña con dinero narco, y que ahora está señalada judicialmente por ser propietaria de una cadena de hoteles donde -simplemente, sin vueltas- se lavaba dinero, a través del alquiler millonario de más de mil habitaciones por mes durante años (¡¡¡). Habitaciones que, por supuesto, nadie ocupaba. Este tipo de información, judicialmente apoyada y bien documentada, no ameritaría alguna consideración, por parte de los medios oficiales, más que las denuncias de "golpismo"? No se reconoce allí un problemita, digamos, de tremenda gravedad institucional?

19 nov 2014

Igualitaristas del mundo...

Llega el gran libro de Jahel Q. : "Igualdad, suerte y justicia,"publicado por Marcial Pons.

Para quienes están interesados en las discusiones contemporáneas (post rawlsianas) en torno a la igualdad y su alcance. (Agradecido porque me tocó escribir las palabras iniciales). Mucha suerte (...) con el libro Jahel¡

18 nov 2014

8 breves lecciones que aprendí con Nils Christie

El admirado noruego Nils Christie escribió sus mejores textos a fines de los años 60. Lamentablemente, en nuestro país se lo sigue leyendo y citando como si no se hubiera escrito nada más en esa línea de crítica radical sobre el derecho penal (ni él ni otros autores): un pecado más de nuestros penalistas, embobados con los autores alemanes, y que cada tanto -como para limpiar algunos pecadillos- rezan algún rosario a don Christie. Hay que decirles que hay demasiado bueno por seguir leyendo. En todo caso, la culpa no es de Christie, quien siguió recorriendo el mundo con su discurso humano y liberador: siempre ayudando a abrir las cerradas mentes penales de nuestras comunidades y academias. 

El hecho es que días atrás, leí casi de un tirón el excelente libro que compiló Juan Iosa, en donde se reúne casi toda la obra que publicara Christie, en inglés, y que ahora se nos ofrece traducida al español. Publicado por la Editorial Del Puerto, el libro, de extraño título ("Vida social, un lenguaje para interpretar") constituye una extraordinaria aproximación al trabajo de don Christie, que se agradece.


Algunas cuestiones y temas que apunto y destaco al pasar -entre muchas otras posibles- volviendo a mirar el libro:

* Su nórdica predilección por la honestidad y la transparencia, también en el lenguaje: "Es importante dejar en claro lo que sucede: que este sufrimiento (el castigo) es intencional; que los profesores de derecho penal son profesores de leyes que regulan el reparto de dolor; que las cárceles no son hospitales y que su intención básica no es ayudar, sino infligir dolor" (idea muy importante, contra la angélica metáfora Zaffaroniana que nos presenta a los jueces penales como "la Cruz Roja rescatando heridos en medio de la guerra"???).

* Una idea -recurrente en el libro, y que alguna vez me repitiera él, en Oslo, a poco de estacionar su destartalada bicicleta: "Recorrí cárceles en todo el mundo, y siempre me encontré con carceleros que me llevaban al "sector de los monstruos", pero en mi vida me encontré con ningún monstruo, a pesar de haber hablado con muchos de "los peores" (Christie empezó su trabajo en el área entrevistando a ex carceleros noruegos, que habían colaborado con el nazismo en su país).

* Un gran consejo para pensar al país: "A mi entender, las cárceles de un país son una especie de herramienta de diagnóstico: muestran de qué tipo de país se trata. Los sistemas penales son, en este sentido, excelentes signos/indicadores". En efecto: basta con mirar las cárceles en la Argentina (k) de hoy, con muchos más presos, mucho peor tratados, hacinados y con las marcas de la tortura en su cuerpo.

* Un estudio empírico sobre ciudadanía y derecho penal que, lejos de contentarse -como aquí- con mostrar los resultados (trágicos¡) de una encuesta popular sobre temas penales (más penas¡ más penas¡), siguió adelante con las indagatorias. Y lo que comprobó es que, cuanto más datos conocían los encuestados sobre las personas que iban a sufrir los castigos prometidos, más corregían sus posiciones, y más disminuía su propensión a infligir dolor (Excelente¡ Esto es lo que proclamamos cuando nos mostramos confiados con la apertura democrática en cuestiones penales: la impersonalización de las políticas, la manipulación de las preguntas, el abuso de los momentos de crisis llevan a respuestas punitivistas tienden a "desinflarse" prontamente, cuando empezamos a llenar de sentido e información a las proclamas iniciales).

* Su prédica comunitarista, de fortalecimiento de vínculos que relacionen y reúnan a las personas, en lugar de respuestas (económicas, sociales, penales) que "separen" (a los ciudadanos entre sí, a los "réprobos" de los "elegidos").

* Su insistencia sobre la "construcción social del delito", y lo que ello implica (ejemplifica: "Mi hijo puede haberse llevado mi dinero, pero él no es un ladrón. Lo conozco, lo conozco tan bien que sé que la etiqueta no se le aplica").

* Su defensa, renovada, de la "justicia restaurativa", aún frente a los crímenes más atroces: los crímenes de lesa humanidad. Nos dice: "Restaurar es un viejo término nórdico que significa, literalmente, levantar una vez más aquellos leños apilados que se han caído o, más poéticamente, reconstruir la casa. Estas actividades representan la negación de los ideales de la ley penal...Los acuerdos restauradores de este tipo, en muchas formas, son un desarrollo más avanzado de las Comisiones de la Verdad".

* Su resistencia frente a la pretensión (kirchnerista/massista) de separar al mundo entre delincuentes y probos; entre nacionales víctimas y extranjeros ladrones. Nos dice: "Mi hipótesis fundamental es que la mayoría de las personas somos demasiado parecidas unas con otras."

Un humanista, un maestro del que todavía hay mucho que aprender (más allá de citarlo o invocarlo, para lavar culpas; más allá de que haya mucho bueno por leer, más allá de él). Gracias Juan por habérnoslo vuelto a acercar¡


17 nov 2014

Chaban

Lamentamos su muerte, y todo lo que rodeó a su proceso, un buen ejemplo de la irracionalidad e inutilidad de nuestro sistema penal.

16 nov 2014

Don Ignacio C., Circunvalación

Y un libro de Ignacio Camdessus, politólogo devenido (también) escritor: Circunvalación. Promisorio, bien escrito: a ver¡

Don Navarro Wolff, sobre narcotráfico en la Argentina

El notabilísimo (ex M19 y gobernador de Nariño) Navarro Wolff, acá

Don Federico M., sobre cosa juzgada írrita

En Perfil de hoy, acá

Don Pisarello, sobre la consulta independentista en Catalunya

Limando ingenuidades, Pisarello, acá
"Si la descentralización no viene acompañada de políticas de redistribución de riquezas" -y, es mi impresión, no vendrá- "no tiene sentido."

15 nov 2014

Horacio G. y la ley

Hoy, don Horacio González escribió una nota en Página en donde critica, entre otros, a un texto mío. Su artículo se encuentra acá. En un escrito meandroso, como es habitual, resiste una idea que yo presento, cuando presento mis quejas a la "ficción de debate" parlamentario. En mi opinión, la importancia del debate no se encuentra en el tratar de ser caballeritos ingleses, sino en una certeza: cuando se cierran las puertas al debate público, cuando se desprecian los argumentos contrarios, cuando viene el automatismo aprobatorio, es porque hay intereses particulares a los que satisfacer. Y no los intereses del pueblo, precisamente, sino los que fueron siempre: los de los grandes y poderosos amigos. Lo vimos mil veces. Para no irse tan lejos: cuando se empezó a ridiculizar el debate en torno al Código Civil, fue porque funcionarios corruptos (ley de responsabilidad del Estado), mineras y petroleras (derecho al agua), o la Iglesia (debate sobre la concepción) estaban al acecho. Punto. Lo demás es verso.

González termina su artículo diciendo "El liberalismo sólo entiende de leyes que sacrifiquen el entusiasmo colectivo; las leyes más nobles, en cambio, se dedican a reparar a los sacrificados."

Y es una mentira atroz, si lo que quiere sugerir es que lo que uno propone es "limitar" a la producción normativa de este gobierno, que de algún modo se dedicaría "a reparar a los sacrificados". Me resulta descorazonador tener que salir a argumentar al respecto: durante buena parte de los últimos diez años, pero indudablemente, y de modo arrollador, en los últimos cinco, el gobierno se ha cansado de aprobar leyes a favor de sus negocios con los grandes empresarios que apañó y prohijó: desde Cirigliano y los 50 muertos de Once hasta Pedraza y el asesinato de Mariano Ferreyra, o el juego y el narco asesinos. Me agria tanto tener que salir a decir esto otra vez -como si no fuera obvio- que doy un paso al costado y lo dejo hablando a don Claudio Lozano:

"Impresentable el final del supuesto Gobierno Nacional y Popular. Mientras le regala los hidrocarburos a las mismas petroleras que nos llevaron a la actual crisis energética; mientras pone a YPF otra vez bajo las órdenes de una nueva petrolera privada, (ayer Repsol, hoy Chevron); mientras pone Argentina Digital en manos exclusivas de Telefónica y le otorga a los exportadores un seguro de cambio a cuenta de una maxidevaluación a realizarse luego del cambio de Gobierno (los dollar linked), le niega un aumento de emergencia a los jubilados. Este gobierno no se hace cargo de impulsar políticas públicas concretas que actualicen los montos de las distintas políticas sociales hoy corroídas por la inflación, ni tampoco impulsa la reapertura de paritarias que han quedado rezagadas frente al aumento de los precios.
Por más que la Presidenta sugiera que algunos hablan de crisis para justificar un ajuste futuro, quien trabaja hoy incansablemente en el remate de nuestras riquezas y en el ajuste presente y futuro es el gobierno nacional."


Lo siento tanto que los colegas de entonces hoy queden al servicio de un gobierno que regala el petróleo; se vende a Telefónica; le hace la Universidad a Milani-Massera; le lava las manos al empresariado asesino y a los funcionarios corruptos; mientras le deposita una flor al Papa que aborrecía hasta ayer. Cuando más los necesitábamos, estuvieron del otro lado.

Tulio Halperín nos hará falta

Sarlo sobre el extraordinario Halperín Donghi, el Hobsbawm argentino, acá

13 nov 2014

Ferrajoli contra Waldron: la refutación que no fue

Generosamente, don AGD me facilitó una copia del último libro de don Luigi Ferrajoli, traducido al castellano: “La democracia a través de los derechos” (Trotta, 2014). El libro tiene interés, como todo lo de don Luigi, y trata sobre un tema que me interesa en particular -que es el que motivó el intercambio con AGD: en este libro, Ferrajoli trata de “saldar cuentas” con la “crítica democrática” que autores como Jeremy Waldron han hecho a quienes –como el propio Ferrajoli- defienden una visión más tradicional y ortodoxa en relación con el control judicial en el sostén de los derechos constitucionales. Sobre esa réplica ferrajoliana me quisiera ocupar en este post.

Dworkin. De todos modos, antes de adentrarme en la discusión/respuesta que desarrolla Ferrajoli, quisiera decir que él se ha quedado un poco en soledad en la primera línea de esa defensa más bien tradicional del control judicial: son pocos, en verdad, los autores de primera línea que siguen defiendo un control “fuerte” de constitucionalidad, sin mayores concesiones frente a la “crítica democrática”. El último gran baluarte de esa defensa fue Ronald Dworkin, quien abandonó la tradicional “trinchera” pro-judicial mucho antes de fallecer, para terminar sosteniendo al control judicial sólo de modo muy condicional (“en tanto y en cuanto” se dieran, en la práctica, una diversidad de condiciones no siempre presentes). La “parábola” que siguió la trayectoria Dworkin, en este respecto, resulta curiosa: de ser el más “duro” e incondicional defensor del control judicial, terminó apoyándolo, literalmente, sólo “con los dedos cruzados” (estas fueron, exactamente, las últimas palabras que escribió Dworkin sobre el tema del control de constitucionalidad, antes de morir).

Waldron. Waldron, como sabemos, critica al control judicial –al que llegó a describir como una práctica “insultante” y “ofensiva” contra las mayorías- por una diversidad de argumentos. Entre muchas otras razones, Waldron sostiene que la defensa fuerte de los derechos (que él mismo comparte), lamentablemente, se enfrenta con el insalvable problema del “desacuerdo”: disentimos profundamente sobre el número, alcance, contenido y límites de los derechos, y no hay forma más sensata de resolver nuestros desacuerdos en la materia que la regla mayoritaria. Sólo este método de resolución de nuestros desacuerdos –nos dice Waldron- es plenamente respetuoso de nuestra igual dignidad moral. Por lo demás -como repitió tantas veces- los que se asustan de una postura como la suya, y la denuncian por someter cuestiones de derechos a la regla mayoritaria, deberían aclararnos por qué es que no dicen lo mismo cuando un tribunal colegiado –digamos, la Corte Suprema de los Estados Unidos o cualquier otra- deciden sus desacuerdos sobre derechos…a través de la regla mayoritaria. Es decir (insiste lúcidamente Waldron), los jueces supremos, tanto como nosotros, tienen diferencias fundamentales en torno a la protección de los derechos, y deciden a las mismas a través de votaciones (y así, nos encontramos con decisiones tomadas 6 a 3, o 7 a 2, etc.).

Ferrajoli sobre Waldron. Aparentemente, don Ferrajoli accedió a las críticas de Waldron indirectamente, sobre todo a través de un hermoso homenaje que se hizo a la obra del italiano, y en donde cantidad de buenos colegas lo criticaron a él, desde una posición filo-waldroniana. Pero además, directamente, Ferrajoli leyó al menos a un texto importante de Waldron, traducido al italiano: “principio de mayorías y dignidad de la legislación.” Es, fundamentalmente, a través de la crítica a este artículo, que Ferrajoli responde a la posición de Waldron.

Para contradecir a la postura de Waldron –y por intermedio de éste, a la “crítica democrática”- Ferrajoli se basa fundamentalmente en dos argumentos. Los dos –lamento anticiparlo- son, a mi parecer, muy pero muy flojitos.

1)    El primer argumento que ofrece Ferrajoli, contra el mayoritarismo “waldroninano”, es un argumento al que denomina “sustantivo,” y que se relaciona con su crítica a la idea de que la democracia política es “justa” o, más precisamente, que “el poder del pueblo” es “un poder bueno y justo.” El origen de esta equivocada creencia –nos dice Ferrajoli- se remonta muy atrás, y se encuentra, por ejemplo, en el pensamiento de J.J. Rousseau; pero también en algunas afirmaciones de Aristóteles (que Waldron retoma), referidas a la “sabiduría” de las multitudes. El primer problema que enfrenta este camino que recorre Ferrajoli es que hace demasiado tiempo que nadie defiende una idea tan ingenua del valor de la democracia. Pero el problema principal de este primer argumento radica en el modo en que Ferrajoli fundamenta y “demuestra” la falsedad e inatractivo del argumento democrático. En pocas líneas, el profesor italiano (simplemente) declara que “la ilusión de una llamada voluntad general como voluntad buena no sometida a límites legales…ha sido trágicamente desmentida por los totalitarismos del siglo pasado, que ciertamente gozaron de un consenso mayoritario y fueron en sí mismos un suicidio de las democracias” (38). Ferrajoli da alguna vuelta más, pero la dificultad de su postura ya está instalada: si aceptamos esas líneas como refutación del mayoritarismo, entonces no hay posición política que pueda quedar en pie: en definitiva, sería demasiado fácil asociar a cualquier postura política  el liberalismo, el marxismo, "los derechos humanos," o la que sea) con horribles desgracias y atrocidades cometidos en su nombre (en nombre de la libertad, de la igualdad, de los derechos humanos). No es éste, sin dudas, el camino a seguir para refutar al mayoritarismo ni a sus rivales: necesitamos argumentar, y cuando invocamos a la “realidad,” necesitamos dotar a lo que decimos de alguna básica, sensata, elemental, apoyatura empírica (lejos de citas impresionistas, anecdóticas o prejuiciosas, como aquellas en las que se apoya el italiano). (Por lo demás, y lo que resulta especialmente importante, esa crítica al mayoritarismo depende de una paupérrima noción de democracia: no hablaríamos de democracia como un sistema, por caso, de discusión pública inclusiva, sino solamente cuando "se expresan los grandes números:" así, una encuesta o un plebiscito hecho a las apuradas y sin espacio previo alguno para la reflexión, o con restricciones graves a la expresión -como los que en su momento convocaran desde Pinochet a Fujimori- podría ser calificado de "democrático")

2)    Ferrajoli considera que luego de su párrafo (breve) sobre la “justicia” del “poder del pueblo”, ya ha refutado la “connotación sustancial de la voluntad popular.” Por ello, pasa entonces a su segunda crítica contra el mayoritarismo, que tiene que ver con lo que llama un argumento “formal o procedimental”, en torno a la noción de autogobierno. Su idea es que la noción de “voluntad popular” no sólo no tiene nada que ver con la justicia, sino que además no se traduce habitualmente, en la práctica, en ninguna decisión relevante, más allá de la referida a “quiénes serán los que van a decidir” (40). Por lo tanto, concluye (rápidamente) “la idea de la democracia política como autogobierno es una idea falaz” (ibid.). Este segundo argumento es extraño porque, por un lado, contamina al primero (las mayorías, entonces, no son directas responsables de las aberraciones políticas que Ferrajoli citaba en apoyo a su crítica), y por otro, no agrega demasiado a su pretendida refutación del mayoritarismo. Más bien, el mayoritarista podrá decir “otra razón, entonces, para expandir los alcances de la voluntad popular, y no -como aconseja Ferrajoli- para seguir limitándola.”

La esfera de lo indecidible y la Segunda Guerra. A partir de estas dos “demostraciones,” Ferrajoli concluye su razonamiento destacando la importancia de que “se huya de las dos falacias ideológicas que se han señalado y del surplus de legitimación impropia que prestan al poder político: la idea de que la voluntad política expresada mediante el método democrático es buena y justa, y la igualmente insidiosa de que la misma consiste en el autogobierno del pueblo” (42). Cierra su presentación, entonces, con otra dudosa combinación de nociones teóricas y empíricas, para recordarnos de qué modo en Italia –y en la Europa de posguerra, en general- se reaccionó frente a las fallas de la democracia “formal”, afirmando “el paradigma de la democracia constitucional como sistema de límites y vínculos sustanciales –el principio de igualdad, la dignidad de las personas y los derechos fundamentales- a las decisiones de cualquier mayoría”. El resultado, nos dice, es la forja del paradigma de la “democracia constitucional” que, “junto a la dimensión política o formal, incluye una dimensión que muy bien puede llamarse sustancial, dado que tiene que ver con la sustancia de las decisiones: con lo que, de un lado, está prohibido y, del otro, es obligatorio decidir, cualquiera que fueren las contingentes mayorías” (42-3).

De este modo, Ferrajoli agrega dos notas de interés para nosotros. Por un lado, Ferrajoli re-vincula su famosa, polémica, en mi opinión muy criticable, noción de “la esfera de lo indecidible”, con su crítica al mayoritarismo (anche de tipo waldroniano). Por otro lado, Ferrajoli deja definitivamente en claro un dato crucial de su biografía académica: nos muestra de qué modo su posición pro-derechos y anti-democracia se vincula con su peculiar lectura de la historia europea de mediados del siglo veinte –es decir, su teoría como un neto producto de su tiempo. Estos datos son de interés para los que quieren entender mejor a Ferrajoli pero –insisto en ello- poco sirven para fundamentar una crítica interesante (mucho menos demoledora) frente al mayoritarismo y su crítica al control judicial de constitucionalidad.