21 ene 2016

Italianas XIV. La Lucania que fotografió Carbone

Seis bambini se agrupan quietos en torno a la cama mayor. Un burro se aprieta también dentro de la stanza, para ayudar a dar calor al entorno pequeño. Él mira a través de ella, sin esperar mucho más, sin exigencia alguna, hace años ya sin deseos. Tiene una mano tensa, abierta, sobre la cama, y el otro puño cerrado, resistiendo los pensamientos. Sus bigotes enormes, salientes, desprolijos, han crecido sobre la boca, delatando desde hace años sólo silencio. Ella yace en el lecho común, con el rostro frío, blanco. Con una mano se rodea la cabeza, un velo gris que la cubre apenas. Tres pares de zapatos lustradísimos cuelga él, sobre la pared de la cama. Ella tiende apenas uno, que en toda una vida apenas ha usado. Unos peperoncini disecados hacen de rosario, sobre la cómoda de madera vieja. Las paredes gruesas dan discreto refugio a la ceremonia: ellas guardarán de la pobreza el secreto. Nadie llorará esta noche por su partida, nadie gritará su ausencia, como nadie celebró entonces por su venida. Atentos: ella ahora hace un gesto. Atentos, que se ha quedado por esta vida dormida. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy pero muy buenas todas las "italianas", una lágrima, una sonrisa.