28 jun 2017

Butterfly Politics/ Feminismo radical: Derecho para el cambio social

MacKinnon ve a su último libro, Butterfly Politics, como un resumen de 40 años de trayectoria en el feminismo legal. El libro repasa, por ello, textos escritos a lo largo de toda su carrera académica. El marco general es un poco decepcionante, como la metáfora que le da título al libro, y la mariposa que bate sus alas en Brasil y desata un tornado en Texas. La idea es: "puede ocurrir, aunque parezca que no, aunque parezca imposible, aunque parezca un cambio menor". El ejemplo que tiene MacKinnon en mente es su propia obra y sus propios logros, empezando por su "creación" de la figura del "acoso sexual en el trabajo" (sexual harassment como demanda legal por discriminación sexual).

En todo caso, si el comienzo es entre pretencioso y vacuo, el final es a toda orquesta: MacKinnon despliega todo su arsenal retórico, emotivo y combativo, en su último capítulo "Intervening for Change, 1976-2016". Sí! El derecho puede cambiar el mundo!

En ese texto de cierre, MacKinnon disputa con ella misma, y discute contra) el primer "paper" que trascendiera de su carrera. y que escribiera como estudiante universitaria: "Political Lawyers: Theories of their Practice". En dicho escrito, ella presentaba una visión escéptica y crítica sobre las posibilidades de lograr cambios a través del derecho ("the failure of equal justice under law is inequality under lawyers").

Contra aquel primer escrito, pone como evidencia toda su carrera. No es que ahora ella piense que el derecho es fundamentalmente otra cosa. No. En tal sentido, MacKInnon no ha perdido su mirada crítica sobre lo que suele ser el derecho, y sobre aquello a lo que tiende a servir (al poder, al status quo, al reforzamiento de jerarquías). 

Sin embargo, agrega MacKinnon, "el derecho puede cambiar la realidad por el significado con el que las personas tienden a investirlo, incluyendo a aquellas a las que el derecho no ha representado". "Si las personas no creyeran en él (como un instrumento de cambio, sanación, restauración de la humanidad, empoderamiento), el derecho no serviría para el cambio". Cuando creen en él, el derecho sirve. Por eso es que algunas mujeres todavía denuncian las violaciones que sufren, y por ello es que ellas se sienten reivindicadas cuando el derecho les cree. No es por ingenuidad o ilusión. Se trata de "la determinación de ponerse de pie y pelear pensando que el derecho es un arma en sus manos aún si no lo ha sido en el pasado." Es "insistir en que el derecho las representa a ellas y a personas como ellas" en el cambio.

Acelerando su discurso emotivo, MacKinnon dice que todos hemos reconocido y comprobado esa posibilidad "al mirar los rostros de los miembros de la comunidad afroamericana cuando fueron condenados los asesinos de James Byrd Jr; o cuando vemos las caras de los sobrevivientes de Pinochet, el dictador chileno que había ordenado sus torturas, al comprobar que el dictador era extraditado de Londres en razón de esas órdenes criminales. En estos dos ejemplos ella ve lo que estaba ausente en su escrito de 1976: lo que estaba ausente era lo sustantivo, o aquí, más directamente, las mujeres, en un sentido sustantivo: sus experiencias como mujeres violadas, excluidas de la ciudadanía, etc.

Cuando uno piensa en el derecho y el cambio social, siguiendo a Marx, tiende a pensar que cuanto más importa el cambio buscado, más resistencia aparece en el derecho. Pero -agrega MacKinnon- esto resulta sólo parcialmente cierto: a veces la iniciativa buscada por las mujeres prevalece "porque hay algo que favorece a los hombres en ello;" y otras veces porque se las ha subestimado; y en otras más porque se piensa que el derecho es suficientemente sólido pero en verdad no lo es, como ocurrió con el caso del "acoso sexual", etc.

MacKinnon insiste en que su principal error inicial fue no concentrarse en la "sustancia" ("el quién y el qué son cruciales para el cómo"). El "contenido" en su "contexto" parece ser lo crucial para la estrategia del cambio. El centro está en las mujeres, y en las mujeres en política: "La sustancia es lo que explica por qué el hablarles la realidad a los jueces, sobre el acoso sexual, fue tan efectivo": es que "expuesto lo que ocurría a la luz del día, se lo veía (al acoso sexual) tal como era: denigrante, devastador, destructivo, negador de la humanidad de las mujeres"

MacKinnon termina su último ensayo haciendo referencia a (ella) “una estudiante de derecho, que en 1976 entendió que las intervenciones legales podían afectar el desarrollo de otras formas de poder más efectivas en el corto y el largo plazo, y que además generaban menos dependencia en las elites”. Y nos dice hoy que aquella visión (que ella sostuviera) se basaba en una lectura bastante mecanicista de la relación entre el derecho y la realidad sobre la que el derecho interviene. Pero –agrega- lo contrario tendió a ser cierto. Es lo que se advierte cuando se presta atención al trabajo del derecho en áreas como las del acoso sexual, la violación genocida, la pornografía, la prostitución, en donde dicha intervención ayudó más a empoderar a las mujeres que a lo contrario.

MacKinnon cuenta que ella, finalmente, decidió ir a estudiar derecho cansada de ver a los abogados disfrutando de su posición semi-divina, diciendo “no, no es posible,” frente a todas las demandas de las mujeres. Y nos dice ahora que no se necesita ser ese tipo de abogado: “el derecho significa comunidad” –agrega- “significa realidad, significa reivindicación” porque “está mal que se te haya hecho daño”. Y significa “esperanza”, porque lo que le pasó a una no tiene por qué pasarles a todas. “El poder del derecho se encuentra en su capacidad para restaurar parte de la humanidad de la que se nos priva cuando se nos victimiza."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen Post!!gracias, saludos!

Unknown dijo...

Excelente la vision del derecho como una herramienta de visibilizan de la desigualdad, de construccion de un discurso que la expone y desligitima. Y que al final devuelve la dignidad y con ello el status de ser humano a la victima. Funciona como el reconocimiento social de que ya no es victima, es un ciudadano luchando con las herramientas legales, en la arena judicial para defender sus intereses.